miércoles, 25 de febrero de 2009

lunes, 23 de febrero de 2009

Cartas a un joven profesor

El año pasado, mientras cursaba esta asignatura en la complutense me hicieron leer un libro que se titulaba Cartas a un joven profesor. Para que el lector se haga una idea, la contraportada dice así:

Sentís el deseo de transmitir y la pasión de enseñar: Queréis enseñar a leer y a dibujar a los niños y a las niñas; enseñar historia, matemáticas, educación física o electrónica a los adolescentes. Por eso os habéis convertido en profesores y profesoras… o vais a serlo.

No tomasteis la decisión para consumiros tratando de imponer disciplina. Ni para desmoronaros a causa de reformas ministeriales contradictorias y directrices oficiales esotéricas. Ni para intentar desesperadamente cerrar las brechas de una sociedad volcada por completo en la diversión y el individualismo.

Tanto es así que, en ocasiones, os preguntáis si no os habéis equivocado de profesión. O si no os han engañado sobre ella.

Me gustaría convenceros de que no es así en absoluto. Me gustaría demostraros que podéis estar plenamente capacitados para ejercer la transmisión del saber y, al mismo tiempo, asumir la dimensión política de vuestra labor. Puesto que la propia esencia del acto de enseñar se forja la educación del ciudadano y se construye una sociedad democrática…

Para los jóvenes profesores y también para los demás… Para aquellos que están preocupados por el futuro de nuestra escuela. No he querido eludir ninguna cuestión y he ido a situarme donde, hoy, las tensión son más palpables.



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Meirieu, P. (2006). Carta a un joven profesor. Barcelona. Graó.