miércoles, 29 de abril de 2009

Las enseñanzas del Caballero de la Armadura Oxidada capítulo 4

Cuarta prueba: El Castillo del Silencio

Manifestación de la armadura psicosomática del Caballero
El Caballero entra solo en el castillo donde todo es silencio. Cierra la puerta y se embosca en su castillo interior para conocer aquello que turba su propio silencio
Le tiemblan las rodillas produciendo un ruido metálico por causa de la armadura lo cual significa que el Caballero inunda con ruidos mentales su castillo del silencio.
Se encuentra con tres alfombras y tres habitaciones, que reflejan la idea del tres: el uno es el silencio, y el dos y el tres son la polaridad cháchara mental-soledad que el Caballero habrá de trascender para rescatar el silencio.

Si vive el silencio, comprenderá y podrá ver.
El Caballero tendrá que confrontarse con el dragón de su cháchara mental que tiene secuestrado al silencio. Para ello tendrá que vivir la soledad y el silencio un tiempo suficiente. Recordará cuando su esposa
Julieta no le hablaba durante días, pero jamás se había sentido tan solo con el silencio que nota en ese castillo.
El Caballero se encuentra con el alma intranquila en el interior del castillo. Le sorprende la voz del rey diciéndole que no podrá ver dentro de él hasta que desvele el secreto que oculta cada habitación de ese castillo y descubra en su propio interior los ruidos mentales que ahogaron el silencio.

Se pone barreras para protegerse de quien cree que es.
El rey regresa al Sendero de la Verdad para conocer más de sí mismo.
Sabe que la mayoría de la gente está atrapada en su armadura y pone defensas para protegerse de quienes creen que son. Cada día crean nuevas corazas hasta que llega un momento en que no pueden quitárselas y ser ellos mismos. El Caballero pone su armadura entre el Yo verdadero y el falso yo.

El silencio es algo más que no hablar
Si el Caballero permanece en solitario y en silencio, podrá ver las puertas del castillo que le conducen a otras salas, es decir, podrá reconocer los problemas pico-emocionales y encontrar la salida a una vida más auténtica.
El silencio se vuelve conocimiento cuando aparece el silencio interior en donde no hay visualización de colores o imágenes, la mente se encuentra suspendida, mientras que la totalidad de nuestro ser percibe la realidad. El silencio aniquila al falso yo, apareciendo en su lugar un conocimiento silencioso.

Se pone máscaras ante los demás
El Caballero había dado una imagen engañosa de sí mismo a los demás y les confundía tratando de demostrar que era el caballero más brillante del reino. Para reconocer cuáles son sus máscaras, el Caballero transitará por la humildad, la soledad y el silencio.

Derrotar la el diálogo interno y conocer el silencio, requiere más coraje que todas las batallas libradas en su vida como caballero.
El Caballero tendrá que enfrentarse a un nuevo tipo de Cruzada: luchará contra las Fuerzas del Mal que habitan dentro del él, simbolizadas en el dragón. El Caballero necesitará la valentía del guerrero para someter a su dragón. Si persevera en mantenerse en la soledad y en la escucha del silencio, conseguirá la victoria sobre el dragón de la cháchara mental.

Admite que tiene miedo de estar solo en el castillo
Lo único que escucha es el ruido de su armadura y eso le deprime más porque nunca había prestado atención a sus ruidos mentales.
Intenta hacer más ruido para ocultar el silencio y repite una canción, pero ésta le produce el efecto contrario, le lleva a la quietud mental y lo arrastra al silencio más absoluto, donde admite que tenía miedo de estar solo. Es entonces cuando logra una visión clara de la realidad, simbolizada en el avistamiento de la puerta y entra en otra habitación más pequeña que las anteriores porque al conquistar un conocimiento más profundo de sí mismo, reduce el espacio de lo desconocido.

Formación del carácter en la infancia
Hablando consigo mismo retrocede a su infancia y recuerda lo diferente que era de los otros niños, pues mientras los demás cazaban codornices y jugaban, el se recluía en casa para leer. Recuerda que siempre sintió miedo de estar solo y que nunca disfrutó del presente.

La profesión de caballero fue la causa del dolor y la soledad que sufrió Julieta
Sintiendo la soledad de su castillo interior, el Caballero se pone en el lugar de Julieta, dándose cuenta del dolor que le ha causado y lo sola que debió de sentirse con un hombre envuelto en una coraza insensible a los sentimientos. Siente el dolor y la soledad propios, añadidos a los que debió de provocar a Julieta, y entra en una catarsis que le sume en un profundo llanto y hace que aflore una gran ternura, que le conducen a un estado de claridad mental y alivio, simbolizado en la puerta que se abre.

Está lo suficientemente silencioso para que el Yo verdadero se desvele
Al hacerse el silencio en el Caballero, el Yo verdadero emerge y demuestra la falsedad del otro yo. El Yo verdadero está sometido al corazón y el falso yo corresponde a un estado salvaje y descontrolado.

Merlín le confirma que el Yo verdadero es más real que el falso yo
Cuando la mente alcanza el silencio la percepción del mundo es más real, por eso el mundo ilusorio del falso yo desaparece, emergiendo el Yo verdadero. El Yo verdadero está más próximo a la luz de la Fuente, mientras que el falso yo se halla más cerca de la oscuridad. Merlín le confirma que el Yo verdadero es más real que el falso yo

Se sumerge en un profundo sueño y al despertar se da cuenta que el yelmo ha desaparecido
El Caballero entra en un profundo sueño por el efecto de la catarsis que libera energías bloqueadas del, apareciendo el alivio. Se despierta y se da cuenta que está de nuevo en el Sendero de la Verdad. Las llaves que le abrieron las puertas de su castillo interior del silencio fueron la reflexión y la comprensión. Se da cuenta que el yelmo ha desaparecido. Aunque creía haber pasado sólo una noche en el castillo, en realidad estuvo allí mucho tiempo. Esa noche simboliza aquí la noche oscura del alma en la que el Caballero se purga de los conflictos que tenía con Julieta, con el silencio y con la cháchara mental.

Estamos creados del mismo hálito de la Fuente. Siempre estamos viajando hacia Su encuentro
Merlín le dice al Caballero que somos parte el uno del otro. Esto significa, en el nivel de lo engendrado, que la Creación está hecha del mismo hálito creador de la Fuente. El Caballero contiene dentro de sí a todo el Universo, por lo tanto, Julieta y él son parte el uno del otro.
El camino que conduce a la Fuente se llama Sendero de la Verdad, Nunca dejamos de viajar por él.

La locura lo cura
El Caballero ha rozado los límites de la locura en los estados de catarsis, al escuchar por primera vez al Yo verdadero que le confunde, pero Merlín le tranquiliza asegurándole que no se está volviendo loco.
Lo que importa al Caballero es la búsqueda de sí, la locura es para él auto curación. La locura lo cura y le da sanura.

7 claves para meditar
1. ¿Cómo se manifiesta tu cháchara mental?
2. ¿Cómo vives la soledad y el silencio?
3. ¿Conoces que el viaje hacia la Fuente nunca acaba?
4. ¿Tienes suficiente coraje para aquietar tu mente?
5. ¿Disfrutas el aquí y el ahora?
6. ¿Cómo vives la locura-sanura?
7. ¿Qué vivencias tienes de tu Yo verdadero?
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Velasco Montes C., Enseñanzas Del Caballero de la Armadura Oxidada, 2003, Obelisco, Barcelona, ISBN: 9788477208594.

lunes, 27 de abril de 2009

El caballero de la armadura oxidada capítulo 4

EL CASTILLO DEL SILENCIO

Abandonado a su suerte, el caballero asomó la cabeza con precaución por la puerta del castillo. Las rodillas te temblaban ligeramente, por lo que producía un ruido metálico a causa de su armadura. Como no quería parecer una gallina frente a una paloma, en caso de que Rebeca pudiera verle, reunió fuerzas y entró valientemente, cerrando la puerta a sus espaldas.
Por un momento deseó no haber dejado atrás su espada, pero Merlín le había prometido que no tendría que matar dragones, y el caballero confiaba en el mago.
Entró en la enorme antesala del castillo y miró a su alrededor. Sólo vio el fuego que ardía en una enorme chimenea de piedra en uno de los muros y tres alfombras en el suelo. Se sentó en la alfombra más cercana al fuego.
El caballero pronto se dio cuenta de dos cosas: primero, parecía no haber ninguna puerta que lo condujera fuera de la habitación, hacia otras áreas del castillo. Segundo, había un extraordinario y aterrador silencio. Se sobresaltó al notar que el fuego ni siquiera chasqueaba. El caballero pensaba que su castillo era silencioso, especialmente en las épocas en que Julieta no le hablaba durante días, pero aquello no era nada comparado con esto. El Castillo del Silencio hacia honor a su nombre, pensó. Jamás en su vida se había sentido tan solo.
De repente, el caballero se sobresaltó por el sonido de una voz familiar a sus espaldas.
- Hola caballero.
El caballero se giró y se sorprendió al ver al rey aproximarse desde una esquina lejana de la habitación.
-¡Rey! - dijo con la voz entrecortada - Ni siquiera os había visto. ¿Qué estáis haciendo aquí?
- Lo mismo que vos, caballero: buscando la puerta.
El caballero miró a su alrededor otra vez.
- No veo ninguna puerta.
- Uno no puede ver realmente hasta que comprende - dijo el Rey - Cuando comprendáis lo que hay en esta habitación, podréis ver la puerta que conduce a la siguiente.
- Definitivamente, eso espero, rey - dijo el caballero - Me sorprende veros aquí. Había oído que estabais en una cruzada.
- Eso es lo que dicen siempre que viajo por el Sendero de la Verdad - explicó el rey - Mis súbditos lo entienden mejor así.
El caballero parecía perplejo.
- Todo el mundo entiende las cruzadas - dijo el rey - pero muy pocos comprenden la Verdad.
- Sí - asintió el caballero - Yo mismo no estaría en este Sendero si no estuviera atrapado en esta armadura.
- La mayoría de la gente está atrapada en su armadura - declaró el rey.
- ¿Qué queréis decir? - preguntó el caballero.
- Ponemos barreras para protegernos de quienes creemos que somos. Luego un día quedamos atrapados tras las barreras y ya no podemos salir.
- Nunca pensé que vos estuvierais atrapado, rey. Sois tan sabio... dijo el caballero.
El rey soltó una carcajada.
- Soy lo suficientemente sabio como para saber cuándo estoy atrapado, y también para regresar aquí para aprender más de mí mismo.
El caballero estaba entusiasmado, pensando que quizás el rey podría mostrarle el camino.
- Decidme - dijo el caballero, su rostro iluminado - ¿podríamos atravesar el castillo juntos? Así no sería tan solitario.
El rey negó con la cabeza.
- Una vez lo intenté. Es verdad que mis compañeros y yo no nos sentíamos solos porque hablábamos constantemente, pero cuando uno habla es imposible ver la puerta de salida de esta habitación.
- Quizá podríamos limitarnos a caminar juntos, sin hablar - sugirió el caballero. No le apetecía mucho tener que caminar solo por el Castillo del Silencio.
El rey volvió a negar con la cabeza, esta vez con más fuerza.
- No, también lo intenté. Hizo que el vacío fuera menos doloroso, pero tampoco pude ver la puerta de salida.
El caballero protestó.
- Pero si no estabais hablando...
- Permanecer en silencio es algo más que no hablar - dijo el rey - Descubrí que, cuando estaba con alguien, mostraba sólo mi mejor imagen. No dejaba caer mis barreras, de manera que ni yo ni la otra persona podíamos ver lo que yo intentaba esconder.
- No lo capto - dijo el caballero.
- Lo comprenderéis - replicó el rey - cuando hayáis permanecido aquí el tiempo suficiente. Uno debe estar solo para poder dejar caer su armadura.
El caballero estaba desesperado.
- ¡No quiero quedarme aquí solo! - exclamó, golpeando el suelo con el pie, y dejándolo caer involuntariamente sobre el pie del rey.
El rey gritó de dolor y comenzó a dar saltos.
¡El caballero estaba horrorizado! Primero al herrero; ahora al rey.
- Perdonad, señor - dijo, disculpándose.
El rey se acarició el pie con suavidad.
- Oh, bueno. Esa armadura os hace más daño a vos que a mí - luego, miró al caballero con expresión sabia -. Comprendo que no queráis quedaros solo en el castillo. Yo tampoco deseaba las primeras veces que estuve aquí, pero ahora me doy cuenta de que lo que uno ha de hacer aquí, lo ha de hacer solo - Dicho esto, se alejó cojeando al tiempo que decía -: Ahora debo irme.
Perplejo, el caballero preguntó:
- ¿A dónde vais? La puerta está por aquí.
- Esa puerta es sólo de entrada. La puerta que lleva a la siguiente habitación está en la pared más lejana. La vi, por fin, cuando vos entrabais - dijo el rey.
-¿Qué queréis decir con que por fin la visteis? ¿No recordabais dónde estaba, de las otras veces que estuvisteis aquí? - preguntó el caballero, sin comprender por qué el rey continuaba viniendo.
- Uno nunca acaba de viajar por el Sendero de la Verdad. Cada vez que vengo, a medida que voy comprendiendo cada vez más, encuentro nuevas puertas - el rey se despidió con la mano - Trataos bien, buen amigo.
-¡Aguardad, por favor! - le suplicó el caballero.
El rey se volvió y le miró con compasión.
-¿Sí?
El caballero, que no podía hacer que tambalease la resolución del rey, pidió:
- ¿Hay algún consejo que me podáis dar antes de iros?
El rey lo pensó por un momento, luego respondió:
- Esto es un nuevo tipo de cruzada para vos, querido caballero: una que requiere más coraje que todas las otras batallas que habéis conocido antes. Si lográis reunir las fuerzas necesarias y quedaros para hacer lo que tenéis que hacer aquí será vuestra mayor victoria.
Dicho esto, el rey se giró y, estirando el brazo como para abrir una puerta, desapareció en la pared, dejando al caballero mirando con incredulidad.
El caballero corrió al sitio donde había estado el rey, esperando que, de cerca, también pudiera ver la puerta. Al encontrar tan sólo lo que parecía ser una pared sólida, comenzó a caminar por toda la habitación. Lo único que el caballero podía oír era el sonido de su armadura resonando por todo el castillo.
Después de un rato, se sentía más deprimido que nunca. Para animarse, cantó un par de canciones de batalla: Estaré contigo para llevarte a una Cruzada, cariño y Dondequiera que deje mi yelmo, es mi casa. Las cantó una y otra vez.
A medida que su voz se fue cansando, la quietud comenzó a ahogar su canto, envolviéndolo en el silencio más absoluto. Sólo entonces pudo el caballero admitir francamente algo que ya sabía: tenía miedo a estar solo.
En ese momento, vio una puerta en la pared más lejana de la habitación. Fue hasta ella, la abrió lentamente y entró en otra habitación. Esta otra sala se parecía mucho a la anterior, sólo que era más pequeña. También ésta estaba vacía de todo sonido.
Para pasar el tiempo, el caballero, comenzó a hablar consigo mismo. Decía cualquier cosa que le venía a la mente. Habló de cómo era de pequeño y de qué manera era diferente de los otros niños que conocía. Mientras cazaban codornices y jugaban a “Ponle la cola al burro”, él se quedaba en casa y leía. Como en aquel entonces los libros eran manuscritos de los monjes, había pocos y, muy pronto, los hubo leído todos. Fue entonces cuando comenzó a hablar con todo aquel que pasaba delante de él. Cuando no había con quién hablar, hablaba consigo mismo, igual que ahora.
Se encontró diciendo que había hablado tanto durante toda su vida para evitar sentirse solo.
El caballero pensó profundamente sobre esto hasta que el sonido de su propia voz rompió el aterrador silencio.
- Supongo que siempre he tenido miedo de estar solo.

Mientras pronunciaba estas palabras, otra puerta se hizo visible. El caballero la abrió y entró en la siguiente habitación. Era más pequeña aún que la anterior.
Se sentó en el suelo y continuó pensando. Al poco rato, le vino el pensamiento de que toda su vida había perdido el tiempo hablando de lo que había hecho y de lo que iba a hacer. Nunca había disfrutado de lo que pasaba en el momento. Y entonces apareció otra puerta. Llevaba a una habitación aún más pequeña que las anteriores.
Animado por su progreso, el caballero hizo algo que nunca antes había hecho. Se quedó quieto y escuchó el silencio. Se di cuenta de que, durante la mayor parte de su vida, no había escuchado realmente a nadie ni a nada. El sonido del viento, de la lluvia, el sonido del agua que corre por los arroyos, habían estado siempre ahí, pero en realidad nunca los había oído. Tampoco había oído a Julieta, cuando ella intentaba decirlo cómo se sentía; especialmente cuando estaba triste. Le hacía recordar que él también estaba triste. De hecho, una de las razones por las que había decidido dejarse la armadura puesta todo el tiempo era porque así ahogaba la triste voz de Julieta. Todo lo que tenía que hacer era bajar la visera y ya no la oía.
Julieta debía de haberse sentido muy sola hablando con un hombre envuelto en acero; tan sola como él se había sentido en esta lúgubre habitación. Su propio dolor y su soledad afloraron. Comenzó a sentir el dolor y la soledad de Julieta también. Durante años, la había obligado a vivir en un castillo de silencio. Se puso a llorar.
El caballero lloró tanto que las lágrimas se derramaron por los agujeros de la visera y empaparon la alfombra que había debajo de él. Las lágrimas fluyeron hacia la chimenea y apagaron el fuego. En realidad, toda la habitación había empezado a inundarse, y el caballero se hubiera ahogado si no fuera porque en ese preciso instante apareció otra puerta.
Aunque estaba exhausto por el diluvio, se arrastró hasta la puerta, la abrió y entró en una habitación que no era mucho más grande que el establo de su caballo.
- Me pregunto por qué las habitaciones son cada vez más pequeñas - dijo en voz alta.
Una voz replicó:
- Porque os estáis acercando a vos mismo.
Sobresaltado, el caballero miró a su alrededor. Estaba solo, o eso había creído. ¿Quién había hablado?
- Tú has hablado - dijo la voz como respuesta a su pensamiento.
La voz parecía venir de dentro de sí mismo. ¿Eso era posible?
- Sí, es posible - respondió la voz - Soy tu verdadero yo.
- Pero si yo soy mi yo verdadero. Protestó el caballero.
- Mírate - pronunció la voz con ligera aversión. Ahí sentado medio muerto, dentro de ese montón de lata, con la visera oxidada y la barba hecha una sopa. Si tú eres tu verdadero yo, ¡los dos estamos con problemas!
- Ahora óyeme tú a mí - dijo el caballero - He vivido todos estos años sin oír una palabra sobre ti. Ahora que oigo, lo primero que me dices es que tú eres mi verdadero yo. ¿Por qué no me habías hablado antes?
- He estado aquí durante años - replicó la voz - pero ésta es la primera vez que estás lo suficientemente silencioso como para oírme.
El caballero dudó.
- Si tú eres mi verdadero yo, entonces, por favor, dime ¿quién soy yo?
La voz replicó amablemente.
- No puedes pretender aprender todo de golpe. ¿Por qué no te vas a dormir?
- Esta bien - dijo el caballero - pero antes, quiero saber cómo debo llamarte.
-¿Llamarme? - preguntó la voz, perpleja - Pero si yo soy tú.
- No puedo llamarte yo. Me confunde.
- Está bien. Llámame Sam
- ¿Por qué Sam?
-¿Y por qué no? - fue la respuesta.
- Tienes que conocer a Merlín - dijo el caballero, empezando a cabecear de cansancio. Luego se le cerraron los ojos mientras se sumergía en un profundo y dulce sueño.
Cuando despertó, no sabía dónde estaba. Tan sólo era consciente de sí mismo. El resto del mundo parecía haberse desvanecido. A medida que se fue despertando, el caballero se fue dando cuenta de que Ardilla y Rebeca estaban sentadas sobre su pecho.
-¿Cómo habéis entrado aquí? - preguntó.
Ardilla rió.
- No estamos ahí.
- Vos estáis aquí - arrulló Rebeca.
El caballero abrió más los ojos y se sentó. Miró a su alrededor sorprendido. Sin lugar a dudas, se encontraba sentado sobre el Sendero de la Verdad, al otro lado del Castillo del Silencio.
-¿Cómo salí de allí? - preguntó.
Rebeca le respondió:
- De la única manera posible, pensando.
- Lo último que recuerdo - dijo el caballero - es que estaba sentado hablando con... - Aquí se detuvo. Quería contarles a Rebeca y Ardilla acerca de Sam, pero no era fácil de explicar. Además, podía habérselo imaginado todo. Tenía mucho que pensar. El caballero se rascó la cabeza, pero tardó un momento en darse cuenta de que en realidad estaba rascando su propia piel. Se llevó las dos manos envueltas en acero a la cabeza. ¡Su yelmo había desaparecido! Se tocó la cara y la larga barba -¡Ardilla! ¡Rebeca! - gritó.
- Ya lo sabemos - dijeron en un alegre unísono - Habéis debido llorar otra vez en el Castillo del Silencio.
- Lo hice - replicó el caballero - Pero, ¿cómo puede haberse oxidado todo un yelmo en una noche?
Los animales rieron con estrépito. Rebeca yacía sin aliento, dando aletazos contra el suelo. Al caballero le pareció que estaba fuera de sus pajarillos. Exigió que le hicieran saber qué era tan gracioso.
Ardilla fue la primera en recuperar el aliento.
- No estuvisteis sólo una noche en el castillo.
- Entonces, ¿durante cuánto tiempo?
- ¿Y si os dijera que mientras estabais ahí dentro pude haber recogido fácilmente más de cinco mil nueces?
-¡Diría que estáis loca! - exclamó el caballero.
- Pues permanecisteis en el castillo durante mucho, muchísimo tiempo - afirmó Rebeca.
El caballero dejó caer la mandíbula incrédulo. Miró hacia el cielo y, con una resonante voz, dijo:
- Merlín, debo hablar con vos.
Como había prometido, el mago apareció inmediatamente. Iba desnudo, a excepción de su larga barba y estaba completamente mojado. Parecía que el caballero le había cogido mientras tomaba un baño.
- Lamento la intrusión - dijo el caballero - pero era una urgencia. YO...
- No hay problema - dijo Merlín, interrumpiéndolo - Los magos somos molestados a menudo.- Se sacudió el agua de la barba - Respondiendo a vuestra pregunta, he de deciros que es verdad. Permanecisteis en el Castillo del Silencio por un largo tiempo.
Merlín no dejaba de sorprender al caballero.
- ¿Cómo sabíais lo que quería preguntaros?
- Como me conozco, puedo conoceros. Somos todos parte el uno del otro.
El caballero pensó un momento.
- Estoy empezando a entender. ¿He podido comprender el dolor de Julieta porque soy parte de ella?
- Sí - respondió Merlín - Por eso pudisteis llorar por ella y por vos mismo. Fue la primera vez que derramasteis lágrimas por otra persona.
El caballero le dijo a Merlín que se sentía orgulloso. El mago sonrió indulgente.
- Uno no debe sentirse orgulloso por ser humano. Tiene tan poco sentido como que Rebeca se sintiera orgullosa por poder volar. Rebeca nació con alas. Vos nacisteis con un corazón, y ahora lo estáis utilizando, como es natural.
- Realmente sabéis cómo desanimar a un amigo, Merlín.
- No era mi intención ser duro con vos. Lo estáis haciendo bien, de no ser así, no hubierais conocido a Sam
El caballero se sintió aliviado.
- Entonces, ¿lo oí realmente? ¿No fue sólo mi imaginación?
Merlín soltó una risita ahogada.
- No, Sam es real. De hecho, es un yo más real que el que habéis estado llamando yo durante estos años. No os estáis volviendo loco. Simplemente, estáis empezando a oír a vuestro yo verdadero. Por esta razón el tiempo transcurrió sin que os dierais cuenta.
- No lo comprendo - dijo el caballero.
- Comprenderéis cuando hayáis pasado por el Castillo del Conocimiento.
Antes de que el caballero pudiera hacer más preguntas, Merlín desapareció.
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Fisher, Robert, El Caballero de la Armadura Oxidada (12ª edición), 2002, Obelisco: Barcelona, ISBN 9788477209676

sábado, 25 de abril de 2009

De súbditos a ciudadanos

De súbditos a ciudadanos

Federico Mayor Zaragoza

Educación es “dirigir con sentido la propia vida” Ser uno mismo. Por eso lo que hacemos tiene que ser fruto de la reflexión personal y no del dictado de nadie. Aprender a conocer, a hacer, a ser, a vivir juntos, constituyen los cuatro pilares fundamentales del proceso educativo.

La educación libera del miedo, del prejuicio, del fanatismo… y permite el vuelo alto, sin adherencias ni lastres en las alas, en el espacio sin límites del espíritu. La educación debe “promover el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos” (artículo 26.2). Como tan lúcidamente se expresa en el inicio del preámbulo de la Declaración Universal: “[…] la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e indeclinables de todos los miembros de la familia humana”.

Los Derechos Humanos son indivisibles, pero el derecho a la vida es el derecho humano supremo, porque condiciona el ejercicio de todos los demás derechos. La vida, biológicamente, requiere nutrición, agua, un medioambiente sano, paz… Intelectualmente necesita educación, fomento de la creatividad, “gozar de las artes y participar en el progreso científico” (artículo 26.3). Educación para todos a lo largo de la vida. Progenitores, educadores y gobernantes deben tener muy claro que ésta es una responsabilidad esencial para la calidad de vida propia de la “igual dignidad humana”.

Todos tendrán acceso a la educación pero, a partir de la edad de la emancipación, lo harán “en virtud de sus méritos” (artículo 26.1) Definición suprema de cultura es el comportamiento cotidiano: ¡lo que hemos aprendido, o que hemos pensado, lo que hemos sentido, lo que hemos imaginado, lo que hemos soñado, lo que hemos creado!..., lo que recordamos y lo que olvidamos, lo que amamos y lo que rechazamos… Todo esto, reunido, es lo que caracteriza nuestra conducta, nuestras actitudes, nuestros esfuerzos, que se han modificado en parte, y en parte conservado, en una constante evolución de la personalidad, enriquecida por la escucha y la interacción, por la expresión y la meditación.

Y así, cada persona única, capaz de la desmesura de inventar, de hacer lo inesperado, de actuar deliberadamente, debe esforzarse en conservar la diversidad infinita, que es la riqueza de la condición humana, unida por unos valores universales comunes que le proporcionan su fuerza.

Por ello hay que evitar la uniformidad, la gregarización, el ser espectadores impasibles, y hasta indiferentes, para convertirnos en actores de nuestra vida, en personas educadas, es decir, libres y participativas, que no guardan silencio, que contribuyen a la construcción de una democracia genuina a escala nacional y planetaria. “La educación […] promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas” (artículo 26.2).

Tratar, en resumen, de favorecer, por medio de la educación, la cultura, el conocimiento y la comunicación, la transición de una cultura de imposición y violencia a una cultura de diálogo y entendimiento, de la fuerza de la palabra. De súbditos a ciudadanos.

Federico Mayor Zaragoza
Presidente de la Fundación Cultura de Paz y ex Director General de la UNESCO
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http://www.paginadigital.com.ar/articulos/2008/2008prim/educacion12/espania-04012009.asp

viernes, 24 de abril de 2009

En recuerdo de Corin Tellado

http://www.20minutos.es/noticia/462360/0/corin/tellado/fallecimiento/

Fallece en Gijón la novelista Corín Tellado

* La prolífica autora de novelas románticas había nacido en 1927.
* En 2008 participó en una campaña para la cooficialidad del asturiano.
* En su haber atesoraba una obra extensa de miles de títulos.
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* Asturias

20MINUTOS.ES. 11.04.2009 - 13:35h

La escritora de novelas románticas Corín Tellado ha fallecido este sábado en Gijón, Asturias, según ha informado RNE. Tellado, novelista con miles de títulos en su haber, figura en la edición de 1994 del Libro Guinness de los Récords como la "escritora más leída en lengua castellana" tras Miguel de Cervantes.

Desdeñada por los críticos y no contemplada en los manuales al uso de literatura, el escritor peruano Mario Vargas Llosa dijo de ella que "la vasta producción de Corín Tellado quedará como muestra de un fenómeno sociocultural".

Entre sus últimas apariciones públicas destaca el apoyo a la campaña 'Doi la cara pola oficialidá', en favor del reconocimiento del asturiano como cooficial de Asturias en 2008.

A lo largo de su dilatada carrera literaria -56 años desde que publicó su primera novela el 12 de octubre de 1946-, Corín Tellado ha publicado unos 4.000 títulos, ha vendido más de 400 millones de ejemplares de sus novelas y ha sido traducida a varios idiomas. El Gobierno asturiano había rendido en 2007 un homenaje a la escritora con una exposición sobre su obra.

"No soy romántica ni soñadora ni visionaria (...) pero alguien tenía que hacer novelas de amor y si las hice yo, eso que tienen por adelantado", afirmó la autora durante la apertura de la exposición Corín Tellado. 60 años de novela de amor.

Pese a su delicado estado de salud, que desde 1995 la obligaba a someterse a tres sesiones de diálisis por semana, Corín Tellado ha seguido escribiendo hasta el final, aunque ya no se enfrentaba a la máquina de escribir y era a su nuera a quien dictaba sus relatos.

En 2002 la editorial Suma de Letras decidió reeditar algunos de los títulos más significativos que previamente había publicado con la editorial Bruguera. La prolífica autora había terminado el pasado miércoles su última novela por encargo de la revista Variedades, con la que colaboraba desde hace muchos años.

miércoles, 22 de abril de 2009

Las enseñanzas del Caballero de la Armadura Oxidada capítulo 3

Tercera prueba: El Sendero de la Verdad

El Sendero de la Verdad
Para lograr su objetivo, consistente en desembarazarse de la armadura, Merlín muestra al Caballero el camino por el que siempre debe transitar. Es el Sendero de la Verdad.
Recorrer ese sendero simboliza efectuar una ascensión para alcanzar su realización como ser humano. Es un camino que no puede recorrer si no actúa siguiendo un método y unas normas, y desarrollando cualidades como la autenticidad, la sinceridad y la rectitud. Si se desvía de ese camino, todo será error y oscuridad; en cambio, si lo sigue, llegará a la cima de la montaña, conseguirá liberarse de la armadura y se encontrará con la Fuente.
El Sendero de la Verdad se estrecha según va ascendiendo. Analizado en un plano simbólico, la angostura del sendero equivale a las dificultades y esfuerzos con que habrá de enfrentarse para ir desprendiéndose de los apegos que le impiden llegar al fondo de su ser.
Lo angosto y lo empinado del sendero simbolizan también el estado de constricción que siente el Caballero al estar tan cerca de la Fuente y no poder contemplarla, pues aún no se ha desprendido de todo el lastre de su armadura.

El Caballero había seguido un sendero equivocado
El sendero desviado simboliza la huida de su centro y de la realidad por dedicarse a las batallas, matar dragones, rescatar princesas en apuros y abandonar a su familia. Este es un sendero desvirtuado lleno de cualidades negativas

Merlín le recuerda el objetivo del viaje
Consiste en liberarse del pesado acero de su armadura, es decir, de todos aquellos impedimentos que le dificultan ser en su autenticidad.
Para ello tendrá que poner en marcha un proceso que consta de varios pasos. El primero será reconocer que lleva puesta una armadura; el segundo, poner los medios a su alcance para desembarazarse de ella.

El Caballero va tomando consciencia de su armadura muscular, emocional, psicológica y energética.
La armadura de acero que siempre llevaba puesta y no se quitaba ni para dormir representa las corazas muscular, emocional, psicológica y energética que siempre van con él.
En el plano físico, el armazón de conflictos psicoemocioles ha afectado a su cuerpo dejándole sin aliento y reduciendo sus sentidos del olfato, del oído y del tacto. Le ha insensibilizado y ya no se acuerda de cuando sintió el calor de un beso ni de cuando olió la fragancia de una flor o de cuando escuchó una hermosa melodía.
En el plano afectivo, tiene los sentimientos congelados. Prima más el centro intelectual que el centro del corazón.
En el plano energético, la armadura ha bloqueando el flujo de energía vital y se siente débil.

Los animales representan el mundo pasional de los instintos
Los animales son los aliados del Caballero. La paloma y la ardilla le imprimen coraje y le sirven como ayudantes de campo.
Si en el plano simbólico los animales representan las pulsiones instintivas, el Caballero tendrá que conectar con su centro instintual puesto que en él ha predominado el centro intelectual en detrimento del instintual, el emocional, el sexual y el del corazón. Además de representar las pulsiones, paloma y ardilla también representan la voz de la conciencia del Caballero.
Los animales aceptan y los humanos esperan. Los animales actúan en todo momento como su instinto les dicta, sin embargo, el Caballero ha rechazado con su neurosis el sano espíritu salvaje de su instinto, alejándose de su naturaleza humana.

Sólo después de conocerse y desarmarse, se amará el Caballero
Mientras ejercía el papel de caballero, no podía amarse a sí mismo.
Centrándose en su batalla interior podrá conocerse y por lo tanto, llegará a amarse. Para esta batalla no necesita la espada ni el caballo. Los dejará, abandonando así parte de su identidad como caballero.
Desarmado de esos atributos y de su orgullo, quedará exhausto y dolorido al poco tiempo de andar por el Sendero de la Verdad.

Después de un profundo sueño, le despierta un sol luminoso. Una parte de la visera se ha oxidado.
El Caballero, agotado después de un día de viaje por el Sendero de la Verdad, cae en un sueño profundo y reparador. Le despierta un sol luminoso. ¿Qué ha ocurrido? Parte de la visera se ha oxidado por las lágrimas de profunda pena derramadas al darse cuenta de que ha sido un mal padre para su hijo Cristóbal.
En el plano físico se le han despertado los sentidos de la vista y el tacto, que tenía ocultos, y ha conseguido sentir el rayo luminoso del sol sobre la cara y la brisa sobre las mejillas.
En el plano de los sentimientos, da muestras de haberlos reavivado gracias al rayo de luz de la ternura que siente por su hijo Cristóbal.
En el plano de lo simbólico el sol representa aquí la intuición del conocimiento porque el Caballero ha llegado a la comprensión intuitiva, ha descorrido el velo de oscuridad que cubría su cara, y ahora puede ver con más claridad la realidad.

La llave dorada que le dio Merlín, abrirá la puerta de los castillos
Merlín se quita del cuello una llave dorada y se la entrega al Caballero.
Es la llave que abrirá las puertas de los tres castillos: el del Silencio, el del Conocimiento y el de la Voluntad y Osadía, de los que no podrá salir hasta que haga suyas esas cualidades.
En lo simbólico, el color dorado de la llave quiere decir que el conocimiento del mago es puro y auténtico. La llave del conocimiento abrirá las puertas de sus castillos interiores.
También le abrirá el inconsciente, el corazón y el conocimiento de la Fuente.

Avista el Castillo del Silencio en una colina.
Un enorme castillo bloquea el sendero, por lo que obligatoriamente tendrá que entrar en él y rescatar la cualidad positiva que contiene.
La decepción que sufre al comprobar que la estructura del castillo no es tan elegante como lo eran los castillos y las damiselas de sus batallas exteriores quiere decir, en el plano simbólico, que el Caballero tiene una percepción muy pobre de su castillo interior del silencio porque en él todo es charlatanería. Le falta silencio para alcanzar un conocimiento útil y verdadero.
Ya en la entrada del Castillo del Silencio, la paloma y la ardilla le comunican que no entrarán con él. Le esperarán al otro lado del castillo, porque conocer cómo es su silencio interior es algo que tiene que averiguar el solo.

7 claves para meditar
1. ¿Eres auténtico y sincero?
2. ¿Por qué sendero de conocimiento transitas?
3. ¿Estás conectado con tu instinto?
4. ¿Disfrutas de la vida?
5. ¿Te das cuenta de los velos que cubren tu realidad?
6. ¿Algo de tu armadura se ha oxidado últimamente?
7. ¿Tienes suficiente coraje?
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Velasco Montes C., Enseñanzas Del Caballero de la Armadura Oxidada, 2003, Obelisco, Barcelona, ISBN: 9788477208594.

lunes, 20 de abril de 2009

El Caballero de la Armadura Oxidada capítulo 3

EL SENDERO DE LA VERDAD

Cuando el caballero despertó, Merlín estaba sentado silenciosamente a su lado.
- Siento no haber actuado como un caballero - dijo - Mi barba está hecha una sopa.- añadió disgustado.
- No os excuséis - dijo Merlín - Acabáis de dar el primer paso para liberaros de vuestra armadura.
- ¿Qué queréis decir?
- Ya lo veréis - replicó el Mago. Se puso de pie. Es hora de que os vayáis.
Esto molestó al caballero. Estaba empezando a disfrutar de estar en el bosque con Merlín y los animales. De cualquier manera, le parecía que no tenía adónde ir. Aparentemente, Julieta y Cristóbal no lo querían en casa. Es verdad que podía volver al asunto de la caballería e ir a alguna cruzada. Tenía muy buena reputación en batalla, y había muchos reyes que se sentirían felices teniéndolo a su lado, pero ya no le parecía que luchar pudiese tener sentido.
Merlín le recordó al caballero su nuevo propósito: liberarse de la armadura.
-¿Por qué molestarse? - preguntó el caballero ásperamente - a Julieta y a Cristóbal les daba igual si me la quito o no.
- Hacedlo por vos mismo - sugirió Merlín - El estar atrapado entro todo ese acero os ha causado muchos problemas, y las cosas empeorarán con el paso del tiempo. Incluso podríais morir a causa de una neumonía por culpa de una barba empapada.
- Supongo que sí, mi barba se ha convertido en un fastidio - replicó el caballero - Estoy cansado de cargar con ella y estoy harto de comer papillas. Ahora que lo pienso, ni siquiera me puedo rascar la espalda cuando me pica.
- ¿Y cuándo fue la última vez que sentisteis el calor de un beso, olisteis la fragancia de una flor, o escuchasteis una hermosa melodía sin que vuestra armadura se interpusiera entre vosotros?
- Ya ni me acuerdo - murmuró el caballero con tristeza - Tenéis razón, Merlín. Tengo que liberarme de esta armadura por mí mismo.
- No podéis continuar viviendo y pensando como lo habéis hecho hasta ahora - dijo Merlín - Fue así como os quedasteis atrapado en ese montón de acero al principio.
- Pero, ¿cómo puedo cambiar todo eso? - preguntó el caballero intranquilo.
- No es tan difícil como parece - explicó Merlín, conduciendo al caballero hacia un sendero - Éste es el sendero que seguisteis para llegar a estos bosques.
- Yo no seguí ningún sendero - dijo el caballero - ¡Estuve perdido durante meses!
- La gente no suele percibir el sendero por el que transita - replicó Merlín.
- ¿Queréis decir que el sendero estaba ahí pero yo no lo podía ver?
- Sí, y podéis regresar por el mismo, si asó lo deseáis; pero conduce a la deshonestidad, la avaricia, el odio, los celos, el miedo y la ignorancia.
- ¿Estáis diciendo que yo soy todo eso? - preguntó el caballero indignado.
- En algunos momentos, sois alguna de esas cosas - admitió Merlín en voz baja.
El mago señaló hacia otro sendero. Era más estrecho que el primero y muy empinado.
- Parece una escalada difícil - observó el caballero.
-Ése - dijo Merlín asintiendo - es el Sendero de la Verdad. Se vuelve más empinado a medida que se acerca a la cima de una lejana montaña.
El caballero contempló el empinado camino sin entusiasmo.
- No estoy seguro de que valga la pena. ¿Qué conseguiré cuando llegue a la cima?
- Se trata de lo que no tendréis. - explicó Merlín - ¡Vuestra armadura!
El caballero reflexionó sobre esto. Si regresaba por el camino por el que había venido, no tendría esperanzas de liberarse de su armadura y, probablemente moriría de soledad y fatiga. La única manera de quitarse la armadura era, por lo visto, seguir el Sendero de la Verdad, aunque pudiese, en tal caso, morir intentando trepar hacia la empinada montaña.
El caballero observó el difícil sendero que tenía delante. Luego miró hacia abajo, y contempló el acero que cubría su cuerpo.
- Está bien - dijo con resignación - Probaré el Sendero de la Verdad.
Merlín asintió:
- Vuestra decisión de transitar un sendero desconocido, teniendo que cargar con una pesada armadura, requiere mucho coraje.
El caballero sabía que tenía que comenzar de inmediato, porque, si no, podría cambiar de opinión.
- Iré a buscar mi fiel caballo - dijo
- Oh, no - rebatió Merlín, moviendo la cabeza de lado a lado - El camino tiene partes demasiado estrechas para que un caballo pueda pasar. Tendréis que ir a pie.
Horrorizado, el caballero se dejó caer sobre una roca.
- Creo que prefiero morir por culpa de una barba empapada - dijo, perdiendo todo el coraje con una rapidez impresionante.
- No tendrás que viajar solo - le dijo Merlín - Ardilla os acompañará.
- ¿Qué pretendéis, que cabalgue sobre una ardilla? - preguntó el caballero, asustado ante la idea de tener por compañera en tan arduo viaje a un animal sabelotodo.
- Puede que no me puedas montar - dijo la ardilla - pero me necesitaréis para que os ayuda a comer. ¿Quién si no, masticará las nueces para vos y las pasará por vuestra visera?
Cuando Rebeca oyó la conversación, voló desde un árbol cercano y se posó en el hombro del caballero.
- Yo también os acompañaré. He estado en la cima de la montaña y conozco el camino - dijo.
La buena disposición que mostraban los dos animales para ayudarle, proporcionó al caballero el coraje que necesitaba.
“Bueno, bueno - se dijo -¡uno de los principales caballeros del reino necesitando que una ardilla y un pájaro le den coraje!”
Se puso de pie con gran esfuerzo, indicándole a Merlín que estaba listo para comenzar el viaje.
Mientras caminaban por el sendero, el mago sacó una exquisita llave dorada de su cuello y se la dio al caballero.
- Esta llave abrirá las puertas de los tres castillos que bloquearán vuestro camino.
-¡Lo sé! Gritó el caballero - Habrá una princesa en cada castillo, y mataré al dragón que la retiene y la rescataré...
-¡Basta! - lo interrumpió Merlín - No habrá princesas en ninguno de estos castillos. E, incluso si las hubiese, en estos momentos no estáis capacitados para rescatar a ninguna. Tenéis que aprender a salvaros vos primero.
Tras la reprimenda, el caballero permaneció en silencio, mientras Merlín continuaba:
- El primer castillo se llama Silencio; el segundo Conocimiento y el tercero Voluntad y Osadía. Una vez hayáis entrado en ellos, encontraréis la salida sólo cuando hayáis aprendido lo que habéis ido a aprender.
Desde el punto de vista del caballero, esto no parecía tan divertido como rescatar princesas. Además, en aquel momento, visitar castillos no era lo que más le apetecía.
- ¿Por qué no puedo simplemente rodear los castillos? Preguntó malhumorado.
- Si lo hacéis, os extraviaréis del sendero y seguramente os perderéis. La única manera de llegar a la cima de la montaña es atravesando los castillos - dijo Merlín firmemente.
El caballero suspiró profundamente mientras contemplaba la empinada y estrecha senda. Desaparecía entre los altos árboles que sobresalían hacia unas nubes bajas. Presintió que este viaje sería mucho más difícil que una cruzada.
Merlín sabía lo que el caballero estaba pensando.
- Sí - afirmó - es una batalla diferente la que tendréis que librar en el Sendero de la Verdad. La lucha será aprender a amaros.
-¿Cómo haré eso? - preguntó el caballero.
-Empezaréis por aprender a conoceros - respondió Merlín - Esta batalla no se puede ganar con la espada, así que la tendréis que dejar aquí - la tierna mirada de Merlín descansó en el caballero por un momento. Luego añadió -: Si os encontráis con algo con lo que no podáis lidiar, llamadme, y yo acudiré.
- ¿Queréis decir que podéis aparecer dondequiera que yo me encuentre?
- Cualquier mago que se precie lo puede hacer - replicó Merlín. Dicho esto desapareció.
El caballero quedó asombrado.
- ¡Pero bueno... si ha desaparecido!
Ardilla asintió.
- A veces realmente la hace buena.
- Gastaréis toda vuestra energía hablando - les riño Rebeca - Pongámonos en marcha.
El yelmo del caballero emitió un chirrido cuando éste asintió. Partieron con Ardilla al frente y, detrás, el caballero con Rebeca sobre su hombro. De tanto en tanto, Rebeca volaba en misión exploratoria y volvía para informarles de lo que les esperaba más adelante.
Después de unas horas, el caballero se derrumbó, exhausto y dolorido. No estaba acostumbrado a viajar sin caballo y con la armadura puesta. Como de todas maneras era casi de noche, Rebeca y Ardilla decidieron parar para dormir.
Rebeca voló entre los arbustos y regresó con algunas bayas, que empujó a través de los orificios de la visera del caballero. Ardilla fue a un arroyo cercano y llenó algunas cáscaras de nuez con agua, que el caballero bebió con la pajita que Merlín le había proporcionado. Demasiado agotado como ara esperar a que Ardilla le preparara más nueces, se quedó dormido.
A la mañana siguiente le despertó el sol cayendo sobre sus ojos. La luminosidad le molestaba. Su visera nunca había dejado pasar tanta luz. Mientras intentaba entender este fenómeno, se dio cuenta de que Ardilla y Rebeca le estaban observando, al tiempo que parloteaban y arrullaban con excitación. Hizo un esfuerzo por sentarse y, de repente, se dio cuenta de que podía ver mucho más que el día anterior, y que podía sentir la fresca brisa en sus mejillas.
¡Una parte de su visera se había roto y se había caído!
“¿Cómo habrá sucedido?”, se preguntó.
Ardilla contestó a la pregunta que él no había formulado en voz alta.
- Se ha oxidado y se ha caído.
- Pero ¿Cómo? - preguntó el caballero.
- Por las lágrimas que derramasteis después de ver la carta en blanco de vuestro hijo - dijo Rebeca.
El caballero meditó sobre esto. La pena que había sentido era tan profunda que su armadura no había podido protegerle. Al contrario, sus lágrimas habían comenzado a deshacer el acero que le rodeaba.
-¡Esto es! Gritó - ¡Las lágrimas de auténticos sentimientos me liberarán de la armadura!
Se puso de pie más rápido de lo que había hecho en años.
- ¡Ardilla! ¡Rebeca! - gritó -¡Espabilad! ¡Vamos al Sendero de la Verdad!
Rebeca y Ardilla estaban tan llenas de alegría con lo que estaba sucediéndole al caballero que no le dijeron que su rima era malísima. Los tres continuaron la ascensión de la montaña. Era un día muy especial para el caballero. Notó las diminutas partículas iluminadas por el sol que flotaban en el aire, filtrándose a través de las ramas de los árboles. Miró con detenimiento las caras de algunos petirrojos y vio que no eran todas iguales. Le comentó eso a Rebeca, que dio pequeños saltitos, arrullando alegremente.
- Estáis empezando a ver las diferencias en otras formas de vida porque estáis empezando a ver las diferencias en vuestro interior.
El caballero intentó comprender qué quería decir Rebeca exactamente. Era demasiado orgulloso para preguntar, pues todavía pensaba que un caballero tenía que ser más listo que una paloma.
En ese preciso momento, Ardilla, que había ido a explorar, regresaba alborotada.
-El Castillo del Silencio está justo detrás de la próxima subida.
Emocionado ante la idea de ver el Castillo, el caballero apuró el paso. Llegó a la cima del monte sin aliento. Era verdad, el castillo se veía a lo lejos, bloqueando el sendero por completo. El caballero les confesó a Ardilla y Rebeca que estaba decepcionado. Había esperado una estructura más elegante. En lugar de eso, el Castillo del Silencio parecía uno más.
Rebeca rió y dijo:
-Cuando aprendáis a aceptar en lugar de esperar, tendréis menos decepciones.
El caballero asintió ante la sabiduría de estas palabras.
- He pasado casi toda mi vida decepcionándome. Recuerdo que, estando en la cuna, pensaba que era el bebé más bonito del mundo. Entonces mi niñera me miró y dijo: “Tenéis una cara que sólo una madre puede amar”. Me sentí decepcionado por ser feo en lugar de hermoso, y me decepcionó que la niñera fuera tan poco amable.
- Si realmente os hubierais sentido hermoso, no os hubiera importado lo que ella dijo. No os hubierais sentido decepcionado - explicó Ardilla.
Esto tenía sentido para el caballero.
- Estoy empezando a pensar que los animales son más listos que las personas.
- El hecho de que podáis decir eso os hace tan listo como nosotros - replicó Ardilla.
- No creo que todo esto tenga nada que ver con ser listo - dijo Rebeca - Los animales aceptan los humanos esperan. Nunca oiréis a un conejo decir: “Espero que el sol salga esta mañana para poder ir al lago a jugar”. Si el sol no sale, no le estropeará el día al conejo. Es feliz siendo un conejo.
El caballero pensó en esto. No recordaba a ninguna persona que fuera feliz simplemente por ser una persona.
Al poco rato llegaron a la puerta del enorme castillo. El caballero cogió la llave dorada de su cuello y la introdujo en la cerradura. Y mientras abría la puerta, Rebeca le dijo:
- Nosotras no iremos contigo.
El caballero, que estaba empezando a amar y a confiar en los animales, se sintió decepcionado porque no le acompañaran. Estaba a punto de decirlo, cuando se dio cuenta. Estaba esperando otra vez.
Los animales sabían que el caballero dudaba entre entrar o no en el castillo.
- Os podemos mostrar la puerta - dijo Ardilla, pero tendréis que entrar solo.
Al alejarse volando, Rebeca le llamó alegremente.
- Nos encontraremos al otro lado.
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Fisher, Robert, El Caballero de la Armadura Oxidada (12ª edición), 2002, Obelisco: Barcelona, ISBN 9788477209676

sábado, 18 de abril de 2009

Homenaje al maestro

http://blog.laopiniondemalaga.es/eladarve/2004/10/02/homenaje-al-maestro/

Homenaje al maestro
Guardado en: Artículos 2004, Artículos en La Opinión — 2 Octubre 2004 @ 14:58

maestra.jpg La Fundación para la Ayuda contra la Drogadicción (FAD), dedicó antesdeayer, día 30 de septiembre, un justo, entrañable e inteligente homenaje a los maestros y maestras. Hermosa iniciativa. Me quiero sumar a ella con todo el entusiasmo y la emoción de que soy capaz. Dice Herbert Wells: “La historia de la humanidad es una larga carrera entre la educación y la catástrofe”. Y nadie como los maestros y las maestras está con la educación. Es su oficio, es su vida, es su pasión. Creo que la solución a los problemas del mundo está en las escuelas, no en los cuarteles, no en los bancos, no en los despachos ministeriales.
El gran magistrado Pericles entendió de forma cabal la misión del maestro como forjador de la personalidad y la conciencia de los pueblos. En cierta ocasión, mandó reunir a todos los genios y artistas que habían contribuido a engrandecer Atenas. Fueron llegando los arquitectos, los ingenieros, los escultores, los matemáticos, los astrónomos, los guerreros, los filósofos… Pericles cayó en la cuenta de una ausencia notable: faltaban los pedagogos, personas muy modestas que se encargaban de llevar a los niños por el camino del aprendizaje.
– ¿Dónde están los pedagogos?, preguntó Pericles. No los veo por ninguna parte. Vayan a buscarlos.
Cuando, por fin, llegaron los pedagogos, habló Pericles:
– Aquí se encontraban los que, con su esfuerzo y su pericia, transforman, embellecen y protegen a la ciudad. Pero faltaban ustedes, que tienen la misión más importante y elevada de todas: la de transformar y embellecer el alma de los atenienses.
Hermosa lección, que es preciso recordar después de tantos años, de tantos siglos. Los maestros y maestras trabajan con los ‘materiales’ más complejos, excelsos y delicados que podríamos imaginar: las mentes, los sentimientos, las actitudes, los valores, las expectativas de los niños y de los jóvenes. El banquero maneja números, talones y billetes, el arquitecto trabaja con planos, el albañil con ladrillos, el médico con el cuerpo de las personas. ¿Hay otra profesión tan hermosa y arriesgada como la del educador?
El 19 de enero de 1824, estando en la cumbre de su gloria, Simón Bolívar, le escribió desde Pativilca (Perú) una carta a su antiguo maestro, Simón Rodríguez. En ella reconoce que fue precisamente ese maestro quien sembró en su corazón los anhelos y el compromiso por la libertad y la justicia, quien espoleó su corazón para lo grande y lo sacó de una vida frívola y sin sentido. Dice en esa carta: “Usted formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso…”.
También Albert Camus, que cuando niño vivió en Argelia una vida de trabajos y pobreza y quien gracias al talento y al esfuerzo consiguió el premio Nobel de Literatura, quiso reconocer en otra famosa carta que todo se lo debía a un maestro especial, el señor Germain. Dice en ella: “Cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, sin la mano afectuosa que tendió al niño pobre que yo era, sin su esperanza y ejemplo, no hubiese sucedido nada de todo esto. No es que conceda demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y de corroborarle que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso en ello continúan siempre vivos en uno de sus pequeños escolares que, pese a los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido”.
De todos es conocida la hermosa carta de Frei Betto a Paulo Freire, que fue educador del actual presidente de la República brasileña Lula Da Silva: “Fueron sus ideas, profesor, las que permitieron a Lula, el metalúrgico, llegar al gobierno. Eso no había sucedido antes en la historia de Brasil y, quizás, en el mundo, excepto por la vía revolucionaria. Hablo de la elección a presidente de la República de un hombre que venía de la miseria, que enfrentó, como líder sindical, una dictadura militar y fundó un partido de izquierda en una nación donde la política pública siempre fue negocio privado de la élite…”.
Así podríamos llegar al infinito citando testimonios de millones de alumnos anónimos y de maestros apasionados, pacientes y generosos. La gran transformación de la sociedad se alcanzará mediante el proceso lento y profundo de la mejora de los ciudadanos, que serán luego capaces de diseñar unas estructuras y de instaurar unas dinámicas sociales asentadas en valores. La escuela enseña a pensar y a convivir. Socializar es incorporar a los individuos a la cultura. Educar es añadir a ese proceso la dimensión crítica y la dimensión ética.
Dice Rubem Alves, autor del libro portugués “Estorias maravillosas de quem gosta de ensinar”: “No conozco que exista una cosa más importante para la vida de los individuos que la educación. La democracia sólo es posible si el pueblo está educado. Pero estar educado no es igual que tener un diploma superior. Significa tener capacidad de pensar”.
Existe una creciente demanda de la sociedad a las escuelas para que en ellas se haga frente, de modo preventivo, a las principales necesidades que hoy tiene el mundo. La escuela debe prevenir los problemas (guerras, violencia, consumo de droga y de alcohol, sida, destrucción del medio ambiente…) y educar integralmente (sexualidad, consumo, ocio, imagen, valores…). ¿Quién puede hacer todo esto? ¿Cómo se selecciona, ¿cómo se forma, cómo se organiza a los profesionales que tienen que atender unas exigencias cada día más extensas y complejas? ¿Cómo se los valora? Los padres y las madres conocen la dificultad de la educación de uno, dos o tres hijos… ¿Cómo afrontar la tarea de adaptarse a las peculiaridades de todos y cada uno de los integrantes de un aula, de una escuela?
Cada vez se hace más compleja esa tarea: por los competidores que tiene la escuela (medios de comunicación, presión social, modelos alternativos…), por la actitud negativa de algunos escolares hacia el esfuerzo sostenido y la docilidad, por la desafección que manifiestan algunas familias hacia la escuela, por el desconcierto que generan quienes gobiernan la educación… No es fácil, pues. Por eso hay que ayudar (la sociedad, la política, las familias…) a que estos profesionales puedan ejercer su tarea con autenticidad, competencia y éxito. Para ser maestro hace falta saber, saber hacer, saber querer y saber ser. He leído hace unos días la hermosa carta que un niño de una escuela rural argentina le escribe a su maestra. Termina así: “Ven a mi casa a visitarnos. Mi perro no te hará daño: él sabe que me quieres”.
En una sociedad que ha descubierto que quienes tienen información tienen poder, los maestros y maestras son profesionales que se dedican por oficio a compartir la información que tienen. Dice Emilio Lledó: “Ser maestro no es sólo una forma de ganarse la vida; es, sobre todo, una forma de ganar la vida de los otros”. ¿Cómo no rendir homenaje, cómo no profesar admiración, cómo no prestar ayuda a estos profesionales esforzados? Por eso me ha parecido extraordinariamente lúcida y emocionante esta iniciativa de la FAD.

miércoles, 15 de abril de 2009

Las enseñanzas del Caballero de la Armadura Oxidada capítulo 2

Segunda prueba: En los Bosques de Merlín

El Caballero se adentra en el bosque del inconsciente.
El "bosque" es un lugar espiritual que puede hallarse tanto en el desierto como en la ciudad, estando en soledad o rodeados de gente.
Emboscarse es retirarse. El Caballero es un emboscado. Se ha aislado en el bosque para reflexionar y encontrarse consigo mismo.
El bosque simboliza el inconsciente. Adentrarse en el bosque y profundizar en él le permitirá conocer las sombras y las luces que en él habitan.
La llamada del bosque es esa llamada que siente una naturaleza interior incompleta y que le incita a ir más allá. Por eso, el Caballero abandona todo lo que hasta entonces había dado sentido a su vida: aventuras, castillos, familia; en definitiva, lo que era su identidad. Se adentra en el bosque para comprender qué significa su armadura y poder despojarse de ella, o lo que es igual, para someter lo indómito del Yo. Así, aniquilará la personalidad de "caballero", que no es más que una máscara, que le impide acceder a su verdadera naturaleza.

El convaleciente
El significado de convalecer en griego es retornar. La nostalgia es el dolor del retorno, el eterno retorno hacia uno mismo.
El Caballero es un convaleciente porque se retira al bosque para volver hacia sí mismo, es decir, para lograr su individuación. Como convaleciente, está regresando hacia sí mismo y, cuando haya completado ese regreso, podrá decir quién es en realidad. Sabiéndose convaleciente, será capaz de reconocer el sufrimiento que conlleva la armadura (la enfermedad) y comprenderá el sentido último de su vida.
Cuando el Caballero enferma de debilidad, Merlín le explica lo afortunado que es, porque "una persona no puede correr y aprender a la vez. Debe permanecer en un lugar durante un tiempo". El Caballero llega así a la comprensión del valor de detenerse a reflexionar porque la vida vertiginosa aturde.
Cuando no se es capaz de detenerse a reflexionar, la enfermedad puede sobrevenir como un aviso para que el enfermo se vea obligado a parar. Así, más que como un mal, la enfermedad aparece como una aliada beneficiosa que exige ser escuchada.
El Caballero es un convaleciente que tiene que conocer el origen de su enfermedad y que el secreto de su cura se encuentra en el retorno hacia sí mismo.

Primer encuentro con el Mago Merlín, el arquetipo del "viejo sabio"
Una mañana, bajo un árbol, el Caballero descubre a Merlín, vestido con una túnica blanca y rodeado de animales. Al instante reconoce en él al maestro y comprende que ambos estaban buscándose. Se ha producido el misterio del encuentro en lo intuitivo, en lo profundo de sus almas.
El árbol cuyas ramas cobijan a un hombre de conocimiento, podría simbolizar aquí el mito de lo sagrado y de la regeneración.
El Mago Merlín simboliza al maestro que ha vencido el apego por este mundo. Conoce el arte del despertar de la conciencia y, en su papel de sabio, actúa como mediador entre el héroe convaleciente y el reino de la naturaleza. Hará comprender al Caballero que las pasiones empañan el discernimiento y la razón, y que las cualidades positivas como la paciencia, la actitud de colaboración, la aceptación incondicional de la figura del maestro y sus enseñanzas, el coraje y la perseverancia favorecen la andadura.
Merlín le aconseja la paciencia como cualidad imprescindible para desembarazarse de la armadura que tanto tiempo ha llevado puesta.

La armadura para protegerse del miedo
Con la armadura el Caballero cree estar protegiéndose del miedo a las heridas en la batalla, pero también se defiende para no ser herido y sufrir la situación familiar, aunque no se enfrente a ella.

La copa de la vida
"Merlín le tendió una copa de plata que contenía un extraño líquido".
El caballero tiene sed de vivir ya que la armadura le ha secado la existencia.
El conflicto emocional bloquea el cuerpo físico y energético, nubla el discernimiento y endurece el corazón.
"Los primeros sorbos le parecieron amargos, los siguientes más agradables, y los últimos tragos, bastante deliciosos..." Al aceptar los tragos de la vida, ésta se convierte en un dulce transcurrir. La neurosis es amargura y, cuando se disuelve, da lugar al alivio.
El agua es renovadora de vida y simboliza el inconsciente. Merlín le ayuda a beber grandes cantidades de la copa del inconsciente pues, cuanto más beba y saboree, más se conocerá y más próximo estará a la Vida. Y, cuando se bañe en lágrimas, que penetran su inconsciente, se disolverán las impurezas que le quitan vida.

Yo verdadero, cambio de conciencia y tiempo
El Yo verdadero, en términos junguianos, es el Sí Mismo o Self. Aparece
En el Proceso de Individuación de crecimiento interior y es la evolución hacia una totalidad interior única. Considerado como arquetipo, trasciende al ser humano en lo consciente y personal.
Tras el llanto, el Caballero puede comunicarse con los animales de modo intuitivo, más allá de la mente racional. Logra la suficiente sensibilidad como para sintonizar con las vibraciones de los otros. Los animales representan el mundo pasional de los instintos en el hombre.
Merlín le dice "pasado, presente y futuro son uno cuando estás conectado a la Fuente..." Siendo el tiempo un invento mental, desaparece cuando el caballero se une a la Fuente.

Fuente
A la pregunta del caballero de qué es la Fuente, Merlín le responde "Es el poder misterioso e invisible que es el origen de todo".
Se le llama Fuente, Origen, Creador, etc., porque de algún modo hay que nombrar lo innombrable. La comprensión de ese concepto va más allá de lo racional.
Fuente es uno de los nombres o atributos de la Esencia, porque Ésta se manifiesta a través de atributos. Se dice que a través de cien o más.
A lo largo del libro y en cada capítulo aparecen cinco atributos fundamentales: Verdad, Silencio, Conocimiento, Voluntad y Osadía que el Caballero tendrá que descubrir y cultivar. Aparecen otros atributos que son... Originador,

Desesperado, intenta regresar con su familia
En un determinado momento el caballero no se siente capaz de soportar más tiempo en el bosque. Se ha adentrado tanto en la espesura de su inconsciente que ha avistado la locura, tiene miedo y quiere huir.
Se justifica pensando que lo que quiere es regresar con su familia, ser un marido bueno, generoso y amoroso y un buen padre para Cristóbal, pero alguien que no sabe cuidar de sí mismo, no puede cuidar a los demás. Si regresa sólo para huir del bosque, será una carga asfixiante para Julieta y Cristóbal.
Reflexiona sobre su familia, "Recordó las eternas quejas de Julieta porque a menudo se iba a la batalla, por la atención que le prestaba a su armadura, por su visor cerrado y por su costumbre de quedarse dormido para no oír sus palabras. Quizá Julieta no quisiera que él volviera, pero Cristóbal sí querría".
Merlín le sugiere que envíe una nota preguntando a Cristóbal si desea que su padre vuelva con él, utilizando a la paloma como mensajera. Cuando la paloma retorna con el mensaje, el caballero ve boquiabierto que el papel está en blanco. Merlín le explica que su hijo no le conoce lo suficiente como para darle una respuesta.
"El caballero permaneció quieto un momento, pasmado, luego lanzó un gemido y lentamente cayó al suelo. Intentó retener las lágrimas, pues los caballeros de brillante armadura no lloran. Sin embargo, pronto su pena le venció. Luego, exhausto y medio ahogado por las lágrimas, el caballero se quedó dormido".

Una pena profunda y las lágrimas de sentimientos verdaderos le liberan del yelmo.
La no-respuesta de su hijo ha calado en la fibra sensible del Caballero, que por fin comprende la mala relación con él. El impacto ha dinamitado el conflicto interno. Ante semejante choque las defensas corporales y emocionales se han hecho añicos, la armadura no puede protegerle ya. El cuerpo, como libro que lleva la historia personal del caballero, libera el conflicto. Por mucho que se aferre al lema de que los caballeros no lloran, no podrá contener la emoción que le embarga. Llora y queda exhausto y medio ahogado dentro del yelmo.
Después de la catarsis y de la toma de conciencia del problema, nota un extraño alivio al reconciliarse consigo mismo y, acurrucándose en el calor de este nuevo sentimiento de ternura, se queda dormido.
Al despertar, el Caballero logra, gracias a las lágrimas derramadas, liberarse de la visera.

7 claves para meditar
1. ¿Te emboscas en tu inconsciente?
2. ¿Sientes nostalgia por el yo verdadero?
3. ¿Encontraste a tu guía?
4. ¿Para qué te pones la armadura?
5. ¿Eres paciente y perseverante?
6. ¿Eres sincero con los sentimientos?
7. ¿Para qué te sirve el sufrimiento?
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Velasco Montes C., Enseñanzas Del Caballero de la Armadura Oxidada, 2003, Obelisco, Barcelona, ISBN: 9788477208594.

lunes, 13 de abril de 2009

El caballero de la armadura oxidada capítulo 2

EN LOS BOSQUES DE MERLÍN

No fue tarea fácil encontrar el astuto mago. Había muchos bosques en los que buscar, pero sólo un Merlín. Así que el pobre caballero cabalgó día tras día, noche tras noche, debilitándose cada vez más.
Mientras cabalgaba en solitario a través de los bosques, el caballero se dio cuenta de que había muchas cosas que no sabía. Siempre había pensado que era muy listo, pero no se sentía tan listo ahora, intentando sobrevivir en los bosques.
De mala gana, se reconoció a sí mismo que no podía distinguir una baya venenosa de una comestible. Esto hacía del acto de comer una ruleta rusa. Beber no era menos complicado. El caballero intentó meter la cabeza en un arroyo, pero su yelmo se llenó de agua. Casi se ahoga dos veces. Por si eso fuera poco, estaba perdido desde que había entrado en el bosque. No sabía distinguir el norte del sur, ni el este del oeste. Por fortuna, su caballo sí lo sabía.
Después de meses de buscar en vano, el caballero estaba bastante desanimado. Aún no había encontrado a Merlín, a pesar de haber viajado muchas leguas. Lo que le hacía sentirse peor aún era que ni siquiera sabía cuánto era una legua. Una mañana, se despertó sintiéndose más débil de lo normal y un tanto peculiar. Aquella misma mañana encontró a Merlín. El caballero reconoció al mago enseguida. Estaba sentado en un árbol, vestido con una larga túnica blanca. Los animales del bosque estaban reunidos a su alrededor, y los pájaros descansaban en sus hombros y brazos.
El caballero movió la cabeza sombríamente de un lado a otro, haciendo que rechinase su armadura. ¿Cómo podían estos animales encontrar a Merlín con tanta facilidad cuando había sido tan difícil para él?
Cansinamente, el caballero descendió de su caballo.
- Os he estado buscando - le dijo al mago - He estado perdido durante meses.
- Toda vuestra vida - le corrigió Merlín, mordiendo una zanahoria y compartiéndola con el conejo más cercano.
El caballero se enfureció.
- No he venido hasta aquí para ser insultado.
- Quizá siempre os habéis tomado la verdad como un insulto - dijo Merlín, compartiendo la zanahoria con algunos de los animales.
Al caballero tampoco le gustó mucho este comentario, pero estaba demasiado débil de hambre y sed como para subir a su caballo y marcharse. En lugar de eso, dejó caer su cuerpo envuelto en metal sobre la hierba. Merlín le miró con compasión.
- Sois muy afortunado - comentó - Estáis demasiado débil para correr.
- ¿Y eso qué quiere decir? - preguntó con brusquedad el caballero.
Merlín sonrió por respuesta.
- Una persona no puede correr y aprender a la vez. Debe permanecer en un lugar durante un tiempo.
- Sólo me quedaré aquí el tiempo necesario para aprender cómo salir de esta armadura - dijo el caballero.
- Cuando hayáis aprendido eso - afirmó Merlín - nunca más tendréis que subir a vuestro caballo y partir en todas direcciones.
El caballero estaba demasiado cansado como para cuestionar esto. De alguna manera, se sentía consolado y se quedó dormido enseguida.
Cuando el caballero despertó, vio a Merlín y a los animales a su alrededor. Intentó sentarse, pero estaba demasiado débil. Merlín le tendió una copa de plata que contenía un extraño líquido.
- Bebed esto - le ordenó.
- ¿Qué es? - preguntó el caballero, mirando la copa receloso.
- ¡Estáis tan asustado! - dijo Merlín - Por supuesto, por eso os pusisteis la armadura desde el principio.
El caballero no se molestó en negarlo, pues estaba demasiado sediento.
- Está bien, lo beberé. Vertedlo por mi visera.
- No lo haré. Es demasiado valioso para desperdiciarlo.
Rompió una caña, puso un extremo en la copa y deslizó el otro por uno de los orificios de la visera del caballero.
-¡Ésta es una gran idea! - dijo el caballero.
- Yo lo llamo pajita - replicó Merlín.
- ¿Por qué?
- ¿Y por qué no?
El caballero se encogió de hombros y sorbió el líquido por la caña. Los primeros sorbos le parecieron amargos, los siguientes más agradables, y los últimos tragos fueros bastante deliciosos.
Agradecido, el caballero le devolvió la copa a Merlín.
- Deberías lanzarlo al mercado. Os haríais rico.
Merlín se limitó a sonreír.
- ¿Qué es? - preguntó el caballero.
- Vida.
- ¿Vida?
- Si - dijo el sabio mago. - ¿No os pareció amarga al principio y, luego, a medida que la degustabais, no la encontrabais cada vez más apetecible?
El caballero asintió.
- Sí, los últimos sorbos resultaron deliciosos.
- Eso fue cuando empezasteis a aceptar lo que estabais bebiendo.
- ¿Estáis diciendo que la vida es buena cuando uno la acepta? - preguntó el caballero.
- ¿Acaso no es así? - replicó Merlín, levantando una ceja divertido.
- ¿Esperáis que acepte toda esta pesada armadura?
- Ah - dijo Merlín - no nacisteis con esa armadura. Os la pusisteis vos mismo. ¿Os habéis preguntado por qué?
- ¿Y por qué no? - replicó el caballero, irritado. En ese momento, le estaba empezando a doler la cabeza. No estaba acostumbrado a pensar de esa manera.
- Seréis capaz de pensar con mayor claridad cuando recuperéis fuerzas - dijo Merlín.
Dicho esto, el mago hizo sonar sus palmas y las ardillas, llevando nueces entre los dientes, se alinearon delante del caballero. Una por una, cada ardilla trepó al hombro del caballero, rompió y masticó una nuez, y luego empujó los pequeños trozos a través de la visera del caballero. Las liebres hicieron lo mismo con las zanahorias, y los ciervos trituraron raíces y bayas para que el caballero comiera. Este método de alimentación nunca sería aprobado por el ministerio de Sanidad, pero ¿qué otra cosa podía hacer un caballero atrapado en su armadura en medio del bosque?
Los animales alimentaban al caballero con regularidad, y Merlín le daba a beber enormes copas de Vida con la pajita. Lentamente, el caballero se fue fortaleciendo, y comenzó a sentirse esperanzado.
Cada día le hacía la misma pregunta a Merlín:
- ¿Cuándo podré salir de esta armadura?
Cada día Merlín replicaba:
-¡Paciencia! Habéis llevado esa armadura durante mucho tiempo. No podéis salir de ella así como así.
Una noche, los animales y el caballero estaban oyendo al mago tocar con su laúd los últimos éxitos de los trovadores. Mientras esperaba que Merlín acabara de tocar Añoro los viejos tiempos, en que los caballeros eran valientes y las damiselas eran frías, el caballero le hizo una pregunta que tenía en mente desde hacía tiempo.
-¿Fuisteis en verdad el maestro del rey Arturo?
El rostro del mago se encendió.
- Sí, yo le enseñé a Arturo - dijo.
-Pero ¿cómo podéis seguir vivo? ¡Arturo vivió hace mucho tiempo! - exclamó el caballero.
- Pasado, presente y futuro son uno cuando estás conectado a la Fuente - replicó Merlín.
- ¿Qué es la Fuente? - preguntó el caballero.
- Es el poder misterioso e invisible que es el origen de todo.
- No entiendo - dijo el caballero.
- Eso se debe a que intentáis comprender con la mente, pero vuestra mente es limitada.
- Tengo una mente muy buena - le discutió el caballero.
- E inteligente - añadió Merlín - Ella te atrapó en esa armadura.
El caballero no pudo refutar eso. Luego recordó algo que Merlín le había dicho nada más llegar.
- Una vez me dijisteis que me había puesto esta armadura porque tenía miedo.
- ¿No es eso verdad? - respondió Merlín.
- No, la llevaba para protegerme cuando iba a la batalla.
- Y temíais que os hirieran de gravedad o que os mataran - añadió Merlín.
- ¿Acaso no lo teme todo el mundo?
Merlín negó con la cabeza.
- ¿Y quién os dijo que teníais que ir a la batalla?
- Tenía que demostrar que era un caballero bueno, generoso y amoroso.
- Si realmente erais bueno, generoso y amoroso, ¿por qué teníais que demostrarlo? - preguntó Merlín.
El caballero eludió tener que pensar en eso de la misma manera que solía eludir todas las cosas: se puso a dormir.
A la mañana siguiente, despertó con un pensamiento elevado en su mente: ¿Era posible que no fuese bueno, generoso y amoroso? Decidió preguntárselo a Merlín.
- ¿Qué pensáis vos? - replicó Merlín.
- ¿Por qué siempre respondéis a una pregunta con otra pregunta?
- ¿Y por qué siempre buscáis que otros os respondan vuestras preguntas?
El caballero se marchó enfadado, maldiciendo a Merlín entre dientes.
- ¡Ese Merlín! - masculló - ¡Hay veces que realmente me saca de mi armadura!
Con un ruido seco, el caballero dejó caer su pesado cuerpo bajo un árbol para reflexionar sobre las preguntas del mago.
¿Qué pensaba en realidad?
- ¿Podría ser - dijo en voz alta a nadie en particular - que yo no fuera bueno, generoso y amoroso?
- Podría ser - dijo una vocecita - Si no ¿por qué estáis sentado sobre mi cola?
- ¿Eh? - el caballero miró hacia abajo y vio a una pequeña ardilla sentada a su lado. Es decir, a casi toda la ardilla. Su cola estaba escondida.
-¡Oh perdona! - dijo el caballero, moviendo rápidamente la pierna para que la ardilla pudiera recuperar su cola - Espero no haberte hecho daño. No veo muy bien con esta visera en mi camino.
- No lo dudo - replicó la ardilla sin ningún resentimiento en la voz - Por eso siempre estáis pidiendo disculpas a la gente por haberles hecho daño.
- La única cosa que me irrita más que un mago sabelotodo es una ardilla sabelotodo. - gruñó el caballero - No tengo por qué quedarme aquí y hablar contigo.
Luchó contra el peso de la armadura en un intento de ponerse de pie. De repente, sorprendido, balbuceó:
- ¡Eh... tu y yo estamos hablando!
- Un tributo a mi buena fe - replicó la ardilla - teniendo en cuenta que os habéis sentado sobre mi cola.
- Pero si los animales no pueden hablar - dijo el caballero.
- Oh, claro que pueden - dijo la ardilla - Lo que sucede es que la gente no escucha.
El caballero movió la cabeza perplejo.
- ¿Me has hablado antes?
- Claro, cada vez que rompía una nuez y la empujaba por vuestra visera.
- ¿Cómo es que te puedo oír ahora si no te podía oír entonces?
- Admiro una mente inquisitiva - comentó la ardilla - pero ¿nunca aceptáis nada tal como es, simplemente porque es?
- Estás respondiendo a mis preguntas con preguntas - dijo el caballero - Has pasado demasiado tiempo con Merlín.
- Y vos no habéis pasado el tiempo suficiente con él.
La ardilla le dio un ligero golpe al caballero con su cola y trepó a un árbol corriendo. El caballero la llamó.
- ¡Espera! ¿Cómo te llamas?
- Ardilla - replicó ella simplemente, y desapareció en la copa del árbol.
Aturdido, el caballero movió la cabeza. ¿Se había imaginado todo esto? En ese preciso instante, vio a Merlín acercarse.
- Merlín - dijo Tengo ganas de salir de aquí. He empezado a hablar con las ardillas.
- Espléndido - replicó el Mago.
El caballero le miró preocupado.
- ¿Cómo puede ser espléndido? ¿Qué queréis decir?
- Simplemente eso. Os estáis volviendo lo suficientemente sensible como para sentir las vibraciones de otros.
El caballero estaba obviamente confundido, así que Merlín continuó explicando:
- No hablasteis con la ardilla con palabras, sino que sentisteis sus vibraciones, y tradujisteis esas vibraciones en palabras. Estoy esperando el día en que empecéis a hablar con las flores.
- Eso será el día que las plantéis en mi tumba. ¡Tengo que salir de estos bosques!
- ¿Adonde irías?
- Regresaría con Julieta y Cristóbal. Han estado solos durante mucho tiempo. Tengo que volver y cuidar de ellos.
- ¿Cómo podéis cuidar de ellos si ni siquiera podéis cuidar de vos mismo? - preguntó Merlín.
- Pero les echo de menos - se quejó el caballero - quiero regresar con ellos. Aún en el peor de los casos.
- Y es exactamente así como regresaréis si vais con vuestra armadura - le previno Merlín.
El caballero miró a Merlín con tristeza.
- No quiero esperar a quitarme la armadura. Quiero volver ahora y ser un marido bueno, generoso y amoroso para Julieta y un gran padre para Cristóbal.
Merlín asintió comprensivo. Le dijo al caballero que regresar para dar de sí mismo era un maravilloso regalo.
- Sin embargo - añadió - un don para ser un don, debe ser aceptado. De no ser así es como una carga para las personas.
- ¿Queréis decir que quizá no quieran que regrese? - preguntó el caballero sorprendido - Seguramente me darían otra oportunidad. Después de todo, yo soy uno de los mejores caballeros del reino.
- Quizás esta armadura sea más gruesa de lo que parece - dijo Merlín con suavidad.
El caballero reflexionó sobre esto. Recordó las eternas quejas de Julieta porque él se iba a la batalla tan a menudo, por la atención que le prestaba a su armadura, y por su visor cerrado y su costumbre de quedarse dormido para no oír las palabras. Quizá Julieta no quisiera que él volviese, pero Cristóbal sí querría.
- ¿Por qué no mandarle una nota a Cristóbal y preguntárselo? - sugirió Merlín.
El caballero estuvo de acuerdo en que era una buena idea, pero ¿cómo podía hacerle llegar una nota a Cristóbal?
Merlín señaló a la paloma que estaba posada sobre su hombro.
- Rebeca la llevará.
El caballero estaba perplejo.
- Ella no sabe donde vivo. Es sólo un estúpido pájaro.
- Puedo distinguir el norte del sur y el este del oeste - respondió secamente Rebeca - lo cual es más de lo que se podría decir de vos.
El caballero se disculpó rápidamente. Estaba completamente pasmado. No sólo había hablado con una paloma y una ardilla, sino que además las había hecho enfadar a las dos en el mismo día.
Como era un pájaro de gran corazón, Rebeca aceptó las disculpas del caballero y partió con la nota para Cristóbal en el pico.
- No arrulles con palomas extrañas o dejarás caer mi nota - le gritó el caballero.
Rebeca ignoró este comentario desconsiderado. El caballero estaba cada vez más impaciente, temiendo que hubiera caído presa de alguno de los halcones de caza que él y otros caballeros habían entrenado. Se estremeció, preguntándose cómo había podido participar en un deporte tan sucio, y se arrepintió otra vez de su horrible equivocación.
Cuando Merlín terminó de tocas su laúd y de cantar Tendrás un largo y frío invierno, si tienes un corto y frío corazón, el caballero le expresó sus preocupaciones con respecto a Rebeca.
Merlín le dio confianza con un alegre verso:
- La paloma más lista que jamás haya volado, no puede ir a parar a ningún guisado.
En ese momento, un gran parloteo se levantó entre los animales. Todos miraban al cielo, así que Merlín y el caballero miraron también. Muy alto, sobre sus cabezas, dando círculos para aterrizar, estaba Rebeca.
El caballero se puso de pie con gran esfuerzo, el tiempo que Rebeca se posaba en el hombro de Merlín. Cogiendo la nota de su pico, el mago la miró y le dijo al caballero con gravedad que era de Cristóbal.
-¡Déjamela ver! - dijo el caballero, quitándole el papel... ¡Está en blanco! Exclamó- ¿qué quiere decir esto?
- Quiere decir - dijo Merlín suavemente - que vuestro hijo no os conoce lo suficiente como para daros una respuesta.
El caballero permaneció quieto un momento, pasmado, luego lanzó un gemido y lentamente cayó al suelo. Intentó retener las lágrimas, pues los caballeros de brillante armadura simplemente no lloran. Sin embargo, pronto su pena le venció. Luego, exhausto y medio ahogado en su yelmo por las lágrimas, el caballero se quedó dormido.

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Fisher, Robert, El Caballero de la Armadura Oxidada (12ª edición), 2002, Obelisco: Barcelona, ISBN 9788477209676

sábado, 11 de abril de 2009

Otro mundo ¿es posible?

Hoy es Sábado Santo, hoy es la resurrección del Mesías, pero ¿de verdad resucitará? ¿Será esta vez la definitiva? Hace unos dos mil años Jesús de Nazaret vino al mundo a predicar un mensaje, el cual se basa en un precepto principal, el amor. Ese es el valor principal que nos entrega ese hombre, y los que nos decimos seguidores suyos alcanzamos la nada despreciable cifra de 2000 millones de seguidores, contando que la población mundial es de 6.671.679.034 según la ONU, podríamos decir que casi un tercio de la población mundial es seguidora de las enseñanzas de Jesús de Nazaret. Si esto es así entonces porque en el aún 923 millones de personas viven en extrema pobreza (con menos de un dólar al día), y la pregunta es ¿dónde estamos los cristianos? Ya sé lo que muchos estáis pensando, que esto quizás es demagogia barata, pero creo que si seguís leyendo veréis que mi intención no es hablar de las tan famosas riquezas de la Iglesia (aunque hay que admitir que haberlas las hay), ni de lo que hacen los misioneros por el mundo (que esta es la parte que nunca saldrá por la televisión). No, lo que quiero es hacer una simple reflexión, si se supone que un tercio del mundo es cristiano, que casualmente la población cristiana está en el lado occidental que es donde se acumulan la mayor parte de las riquezas, y contando que somos un tercio de la población, ¿cómo es que aun existe el hambre en el mundo? Si nosotros seguimos a un hombre que nos puso el mandamiento de amar al prójimo como a ti mismo, si nos dijo que amaramos a todos, que todos somos hermanos, como nosotros cristianos dejamos que el mundo agonice, como dejamos que se mueran de hambre nuestros hermanos, como permitimos que el mundo se mantenga sobre las gravísimas dificultades que pasa una gran parte del planeta mientras nosotros, los verdaderos herederos del mundo, nos tumbamos cada día sin hacer nada por cambiarlo. Hace dos mil años Jesús de Nazaret murió en la cruz pidiendo que nos amaramos los unos a los otros, nosotros lo hemos representado como si de un mito se tratara, le hemos dado mucha más importancia a lo que sucedió en torno a su figura, a venerarle tras las paredes de las iglesias, a orarle desde lo calentito de nuestras habitaciones, que se nos ha olvidado el verdadero mensaje que nos envió. Así que hoy más que nunca, quiero hacer una oración que me apetece compartir con todo aquel que lea esto:

Padre de todos los hombres
que estás aquí a nuestro lado todos los días
que todos los hombres sepan de tu nombre
te pido que me ayudes a transmitir con mi vida tu mensaje
pero que sea a tu manera y no a la mía
no me des más de lo que sea necesario para vivir
y perdóname por todos aquellos que no se todavía amar
porque yo no daré importancia a quien no me ame
no dejes que me olvide nunca de mi misión
Y no permitas que me aleje de ti
Amen

Objetivos para el milenio [en línea] España: Fundación Iberoamericana para el Desarrollo – FIDE. 2007. http://www.juventudymilenio.org/objetivos/uno/detalle.html. Página Consultada el 11 de abril de 2009.

viernes, 10 de abril de 2009

Ministro nuevo ¿una nueva esperanza?

La sociedad se encuentra dormida en política; la mayoría de la gente no se encuentra interesada en política, sin darse cuenta de que su futuro, será condicionado por las decisiones que tomarán las personas que se encuentran al mando de su país. Por ello creo que hoy es necesario analizar el último cambio en el gobierno y conocer un poco más al nuevo ministro.

Ángel Gabilondo

jueves, 9 de abril de 2009

La educación sola, por sí misma, no es fuente de desarrollo

"La educación sola, por sí misma, no es fuente de desarrollo"

Marcelo Colussi
Argenpress

La educación, suele decirse, es una herramienta para la liberación. Afirmación discutible: puede serlo, pero hay que ver en qué contexto. También puede ser -y de hecho es lo que más sucede- un instrumento al servicio de la dominación por parte de los grupos hegemónicos. ¿Cómo transformarla en liberadora? ¿Es posible ello? ¿De qué manera? Para ahondar en estos temas Argenpress dialogó, a través de su corresponsal para Centroamérica, Marcelo Colussi, con un profundo conocedor de estas cuestiones: el pedagogo guatemalteco Carlos Aldana. El es maestro de educación primaria, licenciado en Pedagogía y Ciencias de la Educación por la Universidad San Carlos de Guatemala. Tiene una maestría en Pedagogía en la Universidad Nacional Autónoma de México y un Doctorado en Educación en la Universidad La Salle, Costa Rica-Guatemala. Ha sido consultor de UNESCO para temas educativos y Viceministro Técnico de Educación con el actual gobierno de Guatemala, cargo al que recientemente renunció. Docente universitario desde hace 25 años, comprometido con la educación popular desde su trabajo cotidiano con jóvenes, movimiento campesino e indígenas, es autor de numerosos libros de pedagogía, filosofía y derechos humanos, gozando de un enorme prestigio como teórico de la educación al igual que como incansable luchador social en su país.

Argenpress: Suele decirse que la educación es la clave del desarrollo, el motor del progreso de la humanidad, y se pone como ejemplo la diferencia entre el Norte próspero (donde cada vez crece más la población con acceso a la educación formal, incluso con un alto porcentaje de maestrías y doctorados) y el Sur empobrecido (todavía con muy altas tasas de analfabetismo). ¿Es la educación realmente la clave de esa diferencia?

Carlos Aldana: Creo que ahí hay mucho de mito. Malintencionadamente se nos ha venido diciendo que la educación es la clave del desarrollo, pero en todo caso la cosa es al revés: el desarrollo es la clave de la educación. Es decir: el desarrollo genera condiciones diversas (presupuestarias, políticas, sociales, culturales, infraestructurales, etc.) que permiten el desarrollo del sistema educativo, permiten que la educación se amplíe, se cualifique. Esto es importante recalcarlo porque hay que ponerle atención al hecho de cómo los sectores dominantes de nuestros países latinoamericanos, de un tiempo para acá dieron un vuelco en este aspecto y desde el silencio que había sobre el tema educativo, de repente empiezan a demostrar un interés renovado, a tener centros de investigación, centros académicos, a meterse a las estructuras de poderes públicos, a tener un discurso fuerte en los medios de comunicación sobre estos asuntos, a invertir en proyectos y en programas de educación. Es decir: es muy sintomático que el poder económico de pronto presente este cambio en su discurso y comience a decir que la educación es fundamental para el desarrollo cuando ellos son justamente los causantes de nuestro subdesarrollo histórico. Que en países subdesarrollados como los nuestros, en América Latina, se diga que por culpa del analfabetismo estamos como estamos me parece que es una falta de respeto a la inteligencia de toda la sociedad. Es al revés: por culpa de ese subdesarrollo histórico debido a los poderes hegemónicos, es por ese modelo de sociedad tan excluyente y elitista, que tenemos esas enormes masas de población sin alfabetización. Ahora el discurso pareciera ser que si educamos mucho a la población vamos a tener inmediatamente desarrollo. Pero ¿por qué no hacer esas inversiones en generar más fuentes de trabajo, en propiciar un desarrollo económico que dé más posibilidades a todas y todos para ampliar sus horizontes?

Este nuevo mito de la educación como generadora del desarrollo es algo que se viene imponiendo desde hace algún tiempo, incluso en los organismos internacionales, y ello ya ha pasado a ser una frase hecha en distintos medios. Es importante aquí recordar que Paulo Freire decía que la educación no es la palanca del desarrollo, pero el desarrollo no se puede hacer sin educación. Esa relación dialéctica es mucho más completa para entender el fenómeno en juego. Por supuesto que la educación es importante, vital, de eso no hay dudas; pero la educación sola, por sí misma, no es fuente de desarrollo. Es un proceso mucho más complejo donde todo va de la mano, el crecimiento económico y mejores condiciones de vida de la población junto con la educación. Para entender la situación de Guatemala o cualquiera de los países de América Latina, tanto en el ámbito educativo como en su situación social en general, hay que hablar no tanto de la pobreza sino del empobrecimiento. La "opción por los pobres" en realidad es una opción por los empobrecidos. Cuando hablamos de esto no estamos pensando sólo en la gente pobre sino en las estructuras económico-políticas y sociales excluyentes que han empobrecido a la población, que no le han permitido crecer. Y en todo caso, la educación a la que pueden acceder esos sectores siempre marginados es algo que los reafirma en su condición de excluidos. No es una educación que los libere, sino que los reafirma en su calidad de excluidos

Argenpress: ¿La educación libera u oprime entonces? Grandes pedagogos como el venezolano Simón Rodríguez o el brasileño Paulo Freire han tomado a la educación como una "práctica de libertad". Pero si vemos la realidad cotidiana del ámbito educativo, en cualquier nivel (primario, secundario, universitario), parece tener más de represiva que de liberadora. Vez pasada, incluso, dijiste en alguna otra entrevista que "la escuela es más aniquiladora que formadora". ¿Cómo entender esta característica del hecho educativo?

Carlos Aldana: La escuela tradicional que ha surgido de sistemas educativos hechos a la medida de los grupos dominantes es muy rígida en sus funciones, es decir: educar a toda la masa trabajadora en función del proyecto económico en juego, y por otro lado, desarrollar la función ideológica que el poder le encomienda, por la que se convence a toda esa masa que no hay más posibilidades más allá de las que hoy día existen; esos son los principios fundamentales que la rigen. En ese sentido podemos decir que la escuela lo que en realidad hace es preparar mano de obra y preparar gente que esté feliz con ser mano de obra en las condiciones actuales. Eso, sin dudas, no es desarrollo; eso es aniquilación. Eso es entorpecimiento a la capacidad crítica del ser humano: no se prepara para ser crítico sino para aceptar pasivamente. Es importante, y sumamente justo por cierto, pelear el acceso a la escuela. Pero el derecho más importante no es tanto el acceso sino la calidad de la educación. ¿Qué educación me van a dar? Sobre eso no hay discusión. Los organismos internacionales que viven hablando de la educación no discuten eso; lo que quieren es tener estadísticas, números de acceso al sistema educativo, números sobre la infraestructura, pero no se habla de lo más importante, que es la clase de educación que está en juego. ¿En función de qué proyecto está la educación sistemática? Eso es lo que verdaderamente hay que discutir. La creatividad, la espontaneidad, la libertad, todo eso se destruye muchísimo en la escuela. No se valora el disenso, la capacidad de enfrentarse a lo establecido, la rebeldía. Esa capacidad es lo que habría que aprovechar por encima de todas las cosas, es un valor en bruto fabuloso. Pero la escuela aniquila la capacidad de disenso, la rebeldía sana y productiva. ¿Cuál es el perfil de un buen estudiante? El obediente, el tranquilo, el bien portado, calladito y que no se mete con nadie. Pero nunca se pone como ejemplo de buen estudiante el que vive oponiéndose al maestro, el que siempre tiene algo nuevo que decir. ¿De qué habla eso? De la aniquilación, no sólo de la espontaneidad y la creatividad sino de la capacidad de un pensamiento crítico. Si eso uno lo lleva hasta las autoridades superiores del sistema educativo, lo ve en toda su dimensión. Recientemente escribí un artículo que se llama "Sin disenso, ¿qué somos?" donde trato de hacer ver eso: hay autoridades educativas que son incapaces de poder valorar una opinión contraria, una crítica. Y así funciona todo el sistema educativo: nos viven aniquilando para que no pensemos. En un contexto como el nuestro, donde se nos ha venido reprimiendo y silenciando desde hace siglos, una escuela así, aniquiladora, es perfecta al funcionamiento del sistema. La gran meta de los tecnócratas de la educación, de los ministerios nacionales o de los organismos internacionales que se ocupan de estos temas, es poder mostrar con números que todos los niños y niñas están en el sistema escolar. Pero ¿en qué escuela? En una escuela que aniquila, que genera gente sumisa, con poco o ningún pensamiento crítico. Por eso creo que es preciso entender de otra manera el hecho educativo y proponer otro tipo de escuela.

Argenpress: Esa escuela "aniquiladora", puesta al servicio del proyecto de las clases hegemónicas, por supuesto que lo vivimos en el Sur. Pero también en el Norte es así la situación, ¿verdad?

Carlos Aldana: Sí. Por eso creo que todos aquellos a quienes les interese el tema educativo, los educadores populares fundamentalmente, debemos empezar a tener bien claro si queremos tener esperanza en la educación para la transformación del mundo, que no hay que lanzar la mirada a la educación formal. Hay que desformalizar nuestra visión de la educación. En la agenda internacional predominante sobre la educación hay básicamente una concepción formal de ella. Se habla de educación y se piensa inmediatamente en el sistema formal. Se habla de educadores y se piensa automáticamente en los docentes dentro de un aula. Se piensa en los efectos de la educación y se piensa en los logros técnicos de los egresados del sistema formal, de los escolarizados. Pero en América Latina existen variadas, hermosas y profundas experiencias que nos demuestran que la educación está en todas partes: está en las calles, en los campos, en los sindicatos, está con los jóvenes, en distintas organizaciones de base de la sociedad civil. Todo eso hay que empezar a verlo con más fuerza, con más detenimiento. Y los académicos tenemos mucha responsabilidad en esto; en general hablamos de la educación formal. Pero la educación popular tiene muy poco espacio en la academia como objeto de estudio, en los centros de estudios superiores. Se investiga muy poco sobre educación popular y todo el acento está puesto en la educación formal. En ese sentido, los académicos le hacemos el juego al sistema. Y todo indica que para el futuro inmediato va a ser de menor impacto la educación formal que la educación informal y no formal. Quiero decir: la educación informal es aquella basada en los medios masivos de comunicación, y de la que hace uso el poder constituido. Mientras que la educación no formal queda como el campo de actuación de los sectores populares que se van organizando.

Hoy día existen estudios serios que empiezan a poner en duda toda la capacidad educativa de la familia, que es la puerta de entrada a la posterior formalización

Argenpress: ¿Qué es más importante: la ecuación formal o la informal? Los medios masivos de comunicación hoy tienen tanta (¿o más?) importancia que la escuela clásica en la creación de ciudadanía, de valores y tendencias, de formas de pensar. ¿Dónde queda entonces la llamada "educación popular" de la que se hablaba unas décadas atrás? Un planteamiento progresista del campo educativo, ¿dónde debería poner más énfasis?

Carlos Aldana: Depende para qué nos planteamos la educación toma su importancia el hecho de su pertenencia al sistema formal o el hecho de ser informal. Hoy por hoy, para la creación de valores e ideología pareciera que está empezando a ser más importante, a tener mayor impacto, la educación informal. La educación formal es muy importante para acreditarse como ciudadano, para poderse incorporar al mercado laboral, mientras que la educación informal es la que da la posibilidad de entender el mundo más cotidiano. Impacta más, pero no certifica como la educación formal. De todos modos, en lo que toca a valores y creación de ciudadanía los medios de comunicación tienen más impacto que la escuela tradicional. La gran masa docente de la escuela formal no ha podido seguir el ritmo del cambio tecnológico que impone la educación informal, por tanto no está en condiciones de competir en su grado de impacto, en los efectos que a la larga logra sobre el estudiantado. Y en general tampoco tiene la posibilidad de generar una visión crítica sobre esos cambios ni sobre la escuela tradicional, creando una propuesta nueva, liberadora. En general, por diversos motivos, desde las autoridades hasta los maestros hay una fuerte tendencia a una falta de compromiso, al conformismo, a una visión no progresista, clásica y tradicional de las cosas. En otros términos: podría decirse que hay mucho analfabetismo político. Por eso la educación popular, que en las décadas del 60 y del 70 fue crucial en América Latina para crear una alternativa a la educación formal, toda una nueva pedagogía, y de hecho una nueva alternativa político-social, hoy tiene posibilidades, no sólo en los sectores populares por así decir clásicos (campesinos, indígenas) sino que también podría incidir en la formación de docentes. Esa es una lucha muy importante a desarrollar: ¿cómo hacemos para que en la formación de docentes se pueda permear a los estudiantes de pedagogía, a los futuros maestros, con esos valores de la educación popular, con una visión crítica, conectada incluso a los nuevos paradigmas científicos? Es importante tener en claro que se pueden, y se deben, aunar dos campos: los nuevos paradigmas holísticos de las ciencias cuánticas, o de la revolución biomolecular, con los planteamientos de la educación popular. Educación popular no es sólo una metodología: es una visión política de la pedagogía que sirve para crear conciencia de transformación social en las personas. Conectar estos dos mundos es una maravillosa y esperanzadora posibilidad que existe para el mundo académico. Y eso es lo que yo trato de hacer en mi práctica del día a día.

Argenpress: Desde la pedagogía popular, entonces: ¿cómo enfrentarnos a ese mundo tremendo que representa todo el campo de los medios audiovisuales (televisión, internet, videojuegos), que parece haber llegado para quedarse, desplazando a todos, incluso a la escuela formal?

Carlos Aldana: Los jóvenes de hoy se desenvuelven en un espacio que podemos llamar sociovirtualidad. Todo su ámbito, su esquema de referencias, su vida en definitiva, está constituido por elementos naturales, por factores culturales y por elementos virtuales. Hasta hace pocos años, para un joven (cualquiera de nosotros por ejemplo) los dos primeros campos eran todo; siempre se estudiaba la naturaleza y la cultura, lo natural dado y lo creado por la sociedad. Ahora entró en escena la virtualidad, y hay que ponerle mucha atención. Eso existe, y va a seguir existiendo, y cada vez habrá más virtualidad, en mayor cantidad y calidad. Por eso un planteamiento de educación popular, de pedagogía alternativa que mire hacia la transformación de lo humano, pasa por las dimensiones de lo natural, de lo cultural, y también y necesariamente por esta nueva dimensión de lo virtual. Hay que conocerla, para saber sus posibilidades de daño pero también creativas. Es algo que no podemos desconocer ni dejar de lado. Estamos saliendo de un mundo para entrar en un nuevo mundo donde la virtualidad cuenta cada vez más, pero los problemas históricos siguen estando; sigue habiendo pobreza, injusticia, exclusión, racismo. Es una herramienta, sin dudas, no tenemos que dejarnos fascinar por el campo de lo virtual; pero hay que saber utilizarla y sacarle el máximo de provecho.

Argenpress: Con los aires privatizadores que trajeron las políticas neoliberales de capitalismo salvaje de estos últimos años, en todo el mundo la educación va mercantilizándose cada vez más, en todos los niveles, y las ofertas públicas van perdiendo terreno. ¿Qué hacer ante esto?

Carlos Aldana: No se va a poder privatizar lo no formal. No se van a poder privatizar las capacidades organizativas de los sectores populares, por eso es ahí donde hay que poner mucha energía. Hay quien dice que el día de hoy la educación popular no tiene sentido; pero creo que es cuando más sentido tiene. Hoy día hay una tremenda crisis del sistema financiero, y eso es de aprovechar desde el campo popular. Y hay una crisis estructural. No es que todo el sistema esté por caer, ni mucho menos, pero hay una crisis profunda que nos puede servir quizá para proponer nuevos modelos. Eso nos puede servir para poner en duda y abrir todas las críticas contra esos aires privatizadores que ahora nos agobian. En este momento creo que es básico acuerpar todo esfuerzo que vaya en defensa de la escuela pública. Los mejores aires para la privatización de la educación pública parece que ya pasaron. Ahora, con la crisis que en este momento vive el sistema, está haciendo un poco de agua la ideología privatista. En este momento todo eso está contenido. No sé si está detenido, pero en estos momentos no está en crecimiento esa ideología, porque la crisis plantea otras prioridades. Esto es una tendencia internacional. De todos modos no hay que olvidar que en estos años recién pasados se ha privatizado ya muchísimo, en todos los niveles de la educación, pero queda todavía un resto que es el que hay que seguir defendiendo. En el caso de Guatemala hay datos increíbles: en los niveles de preprimaria y de educación secundaria, los servicios privados ocupan porcentajes enormes. Desconozco si esto es así también en otros países, pero aquí la privatización ha tenido un gran impacto. En el nivel de secundaria, por ejemplo, llegamos a un 77% de los alumnos en el sector privado. Esto es un enorme peligro: durante su juventud, en el momento de creación de ideología, de visiones del mundo, todo ese enorme porcentaje de alumnado está en instituciones privadas, lo cual marca toda una tendencia. Y eso es, justamente, lo que hay que revertir.

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