lunes, 30 de marzo de 2009

La necesaria reeducación de los educadores

La necesaria reeducación de los educadores

Melvin Martínez
Adital

Esta reflexión que iniciamos es importante partir de la constatación de que las tendencias más fuertes en la aplicación metodológica en los procesos educativos se orientan a impulsar, en el marco del constructivismo, posturas teóricas que plantean metodologías activas participativas que proponen una mayor participación del alumno en el proceso y una actitud más abierta y comprensiva de los docentes, sin impactar en la toma de conciencia individual y colectiva a favor de valores que fortalezcan la dignidad y el respeto de los derechos de los seres humanos.
Se requieren, para la atención personalizada que se propone, en la metodología constructivista, condiciones pedagógicas óptimas para el desarrollo de las actividades académicas con los grupos de estudiantes.


Esas condiciones pedagógicas ideales no son tan factibles en los países pobres, en tanto que la aplicación de políticas neoliberales orientan a los gobiernos a disminuir la inversión en educación, lo que ellos no por casualidad llaman disminuir el gasto social.

La cobertura educacional en los países pobres es, desde siempre, muy baja y por más discursos que se pronuncian desde hace décadas, la situación no mejora.

Los fundamentos teóricos de las actuales modas pedagógicas se fundamentan en propuestas de pedagogos de renombre como Piaget, Freinet, Vygotsky, Jonh Dewey, Bartlett y Bruner, entre otros cuyos planteamientos son válidos desde la perspectiva psicopedagógica y filosófica.

Sin embargo la propuesta constructivista, es descontextualizada, a partir de que en la realidad se considera únicamente como referente pedagógico, didáctico. No propone una descodificación en el análisis de la realidad misma que permita una toma de conciencia. Esto es entendible en la perspectiva de la ideología dominante que no le interesa una actitud de análisis crítico de los educandos porque implicaría la posibilidad de debilitar, aún más, su régimen político ideológico.

Por eso es importante, para el sostenimiento del actual estado de cosas, imponer una metodología didáctica que aparente una participación de los diferentes agentes del proceso educativo, más bien digamos en el lenguaje de marketing, posicionar una romántica pedagogía con una participación aparente que destruye la capacidad de crítica de la sociedad, sobretodo de la juventud que "es la llamada a dar vida a" nuestros países, (recordando a Morazán).

Lo anterior se reafirma con la tendencia mercantilista en la que hoy se forman los docentes, principalmente los de educación media. La tendencia es ahora contraria al servicio de apostolado revolucionario que los docentes deberíamos practicar, se inculpa la premisa utilitaria de que todo tiene un valor monetario y que nada debe regalarse. Estamos de acuerdo en el alto valor de la acción pedagógica de los y las docentes, pero esto no implica que no podamos prestar servicios voluntarios a nuestras comunidades, orientados a reconocer la realidad en que se vive, analizar las injusticias y asumir posición para transformar la sociedad en sistemas de organización originales y más coherentes con la vida y los intereses de los que más sufren. Cada vez son menos los docentes que se incorporan a los procesos de desarrollo comunitario. La tendencia burguesa con la que se forma al profesorado nos hace creer y asumir la ficticia propaganda de la clase poderosa, de que los profesores y profesoras somos una clase privilegiada.

Hace falta en las instituciones formadoras de docentes de la actualidad, retomar dinámicas de reflexión que fortalezcan la conciencia social y política de los docentes. Esto no es fácil en sociedades como las nuestras en las que las políticas educativas se orientan a justificar regímenes políticos que no responden a las necesidades e intereses de los más pobres.

No es insensato pensar entonces, que el no referir el pensamiento pedagógico de Paulo Freire en los documentos principales de la propuesta constructivista y de las principales modas pedagógicas, que orientan las políticas educativas de los países en los que se aplican estrategias neoliberales no es un olvido involuntario.

Toda la propuesta de Freire, que es verdaderamente participativa nos conduce por la dimensión sustantivamente política de la práctica pedagógica y de la educación en general.

Desde la perspectiva del pensamiento pedagógico de Freire, la educación tiene una inevitable implicación política en cualquier sistema que se desarrolle; en tanto que los sujetos del proceso toman conciencia de si, dentro de una sociedad con enormes injusticias e inequidades.

La educación es una no domesticación, es una formación de conciencia para la "práctica de la libertad".

Desde esta perspectiva no hay educación sin liberación, y esto no interesa en sistemas educativos orientados por esquemas políticos neoliberales que responden a los intereses de las grandes transnacionales y grupos económicos y políticos que ejercen el poder.

La educación como formación para la libertad, la pedagogía liberadora no es interesante en sociedades con grados enormes de pobreza y explotación, por el contrario ésta, la educación, como elemento superestructural, medio ideal para la legitimación de un sistema injusto en donde el ser humano ha sido desplazado por las mercancías puestas en el mercado, se ha convertido en el medio ideal de domesticación.

Entonces toda la teoría constructivista, en esencia es el mecanismo perfecto para, a partir de un claro activismo participativo, limitar la capacidad de análisis de la realidad para decidir buscar la libertad.

Las instituciones de formación pedagógica se convierten en formadoras de domesticadores, de docentes Light, con mentalidad burguesa, que sienten a sus alumnos, de la educación pública, como los clientes del sistema que les permiten mantener su estatus en la sociedad. Las universidades pedagógicas son una especie de Mall (moles o males) pedagógicos en donde se venden y se compran servicios educativos.

El academicismo puro y la teoría de la educación con calidad total, educación mercancía, educación como espacio de generación de salarios, destruye la necesaria posibilidad de crear docentes servidores.

Es necesario hacer una educación con calidad social que haga factible en la sociedad el conocimiento y comprensión de la realidad de explotación y exclusión que se debe transformar. La educación con calidad social, formadora de conciencias para la libertad y el respeto del ser humano, es el único medio con que se pueden gestar revoluciones no violentas.

Las organizaciones de docentes de falsa tendencia revolucionaria, se hacen cómplices de quienes critican y atentan contra la escuela pública cuando privilegian la caracterización del docente como obrero de la educación, una especie de proletario con privilegios y desconoce y censura la visión del docente como apóstol, como servidor del pueblo. Los dirigentes magisteriales alcanzan una especie de burocratización con ciertas comodidades que los hace ser cómplices de los poderosos aún cuando demagógicamente plantean luchas superficiales que normalmente se concentran en asuntos salariales con lo que la masa magisterial se mantiene en un nivel de emotividad que no le permite asumir la dimensión de su verdadero rol en la transformación del sistema educativo y del país. Esto se confirma con la permanente participación de la mayoría de dirigentes magisteriales nacionales y de base en los partidos políticos tradicionales de tendencia democrática neoliberal. Son revolucionarios en el gremio, pero conservadores y antigremialistas en su vida política cotidiana.

Cada clase social define y desarrolla el sistema educativo a través del cual intenta formar a la niñez y juventud para el sostenimiento del sistema político, económico e ideológico que le es conveniente.

El gran problema es que en la educación pública se forma a los pobres en la misma perspectiva del interés de los no pobres, de los poderosos.

Los docentes de la educación pública parecieran no descubrir su complicidad complaciente.

Los últimos años han sido terribles, los docentes sin identificarse realmente con su pueblo, la beligerancia aparente sólo justifica su burocracia. No hay una intención, peor disposición, de generar una transformación educativa verdadera a partir de las necesidades de los más pobres.

Las organizaciones de docentes, en su mayoría, no tienen usualmente propuesta pedagógica.

El contubernio con las políticas de domesticación de la población dominada en un sistema injusto, se evidencia en la inexistente beligerancia de las organizaciones de docentes en los procesos de reforma, en los silencios frente a los grandes asuntos del país, en la falta de planteamientos orientados a transformar la educación con criterios fundamentados en la perspectiva de los interés de los desfavorecidos de la sociedad.

Por suerte este problema es criticado por los docentes de base y padres de familia, hay un descontento y desconfianza en los centros educativos que no llega tampoco a provocar un cambio.

La voz popular plantea sutil y permanentemente la necesidad de hacer surgir una tendencia pedagógica revolucionaria que privilegie a los sujetos de la educación y la clase social a la que pertenecen incorporando, con sus luchas, la tendencia de privilegiar el ser humano y su medio en los procesos educativos procurando mejores condiciones de vida con justicia.

Volvamos entonces al centro de esta reflexión. Es necesario y urgente transformar la educación. Devolverle al proceso educativo la posibilidad de formar, a partir de la participación de todos una conciencia social y política que permita defender los intereses de la patria, de la familia y de los individuos.

No es concebible una educación que no se oriente a la defensa de la patria, que no fortalezca los valores cívicos que conducen al respeto a los demás, a la naturaleza y a uno mismo en la perspectiva de disponerse a participar, sin manipulación en la construcción de procesos políticos verdaderamente democráticos.

La educación debe formarnos para la construcción de una sociedad participativa y justa, en la que el gobierno o los gobernantes no se desvinculen de su pueblo al asumir el poder.

La educación no logra su fin último si no forma conciencia para la construcción de sistemas políticos con justicia. La educación verdadera no es la que nos enseña nimiedades, es más bien la que nos da las herramientas para ser parte de la construcción de poder político que garantice el bien común.

Es como decía Freire, La educación como práctica de la libertad.

Hay que construir entonces una pedagogía nueva desde la perspectiva de los más pobres.

Es este un desafío necesario, para la toma de conciencia de los que sufren pobreza, Es preferible hacer una revolución educativa que una revolución armada. La paciencia de los que sufren no es eterna y, el cinismo de los gobernantes provoca, con tanta mentira y corrupción evidente.

Hay que hacer entonces una reflexión profunda de cómo transformar la educación.

Lo primero es la urgencia de reeducar a los educadores. No hablo sólo de los docentes, incluyo a los padres, madres, encargados, gobernantes, medios de comunicación, dirigentes magisteriales, formadores de docentes.

Si no se reeduca a los educadores no es posible la revolución educativa.

Con seguridad esto no se hará desde las universidades, convertidas en centros comerciales sin libertades, formadores de comerciantes de la educación y de obreros de la educación sin conciencia de clase.

Hace falta resucitar el apostolado. Ir construyendo, en la práctica, la pedagogía de la libertad, transformar el academicismo informativo en una permanente apropiación del conocimiento científico para beneficiar la satisfacción de las necesidades de todos los seres humanos.

Hay que hacer una relectura de las propuestas de Freire para propiciar el componente fundamental de la toma de conciencia de los educandos para construir la libertad y la justicia en la sociedad.

La calidad de la educación debe ser referida por la capacidad de los sujetos en resolver colectivamente sus necesidades. Si los procesos educativos no sirven para liberar al ser humano (entiéndase por liberar el proceso de construir espacios y condiciones para la felicidad plena), si no sirven para eso, no sirven para nada más que para domesticar.

Pero, transformar la educación y hacerla liberadora implica también transformar los esquemas injustos bajo los que funciona la sociedad capitalista. El materialismo, el consumismo sólo produce desigualdad, y la desigualdad exige el planteamiento de posturas pedagógicas coherentes con los intereses de los que sufren.

La pedagogía tiene que construirse de acuerdo a la idiosincrasia de cada nación. Lamentablemente no es posible tampoco construir una pedagogía liberadora sin reeducar a los educadores.

Ninguna transformación es posible sin esa Urgente reeducación de los educadores. Y tómese en cuenta que todos somos educadores, recordemos a Freire: "Nadie educa a nadie, nadie se educa solo, nos educamos juntos en comunión".

El urbanismo y la sociedad de consumo han consumido a muchos gremios con tendencia revolucionaria, que han abandonado su vocación de servicio y de entrega consecuente con los desfavorecidos.

El afán por acumular riqueza para sobrevivir en la competencia de satisfacción de necesidades falsas nos tiene a todos en una inconciente actitud de fortalecimiento del individualismo. Fortaleciendo premisas de un cada vez más fuerte: "sálvese quien, pueda" que se fortalece con la destrucción de las familias que cada vez son más disfuncionales y que en el campo de la formación de niños, niñas y jóvenes pretenden que los docentes en las escuelas, colegios y universidades, hagan lo que a los padres les corresponde hacer en la casa.

La familia que debería ser la "escuela de la más rica humanidad" como lo planteaba Juan Pablo II, pierde cada día su rol.

En los países pobres la familia desaparece con la emigración a los países más desarrollados.

Los niños y las niñas están quedando solos. A veces con padres que por mantener el estatus o nivel de consumo no atienden su formación aun estando en casa.

La tarea pedagógica se torna desafiante con docentes y familias absorbidos por los vicios pequeño burgueses de la sociedad de consumo y con gobiernos que respondiendo a los intereses del sistema capitalista neoliberal ven en esta situación el ambiente ideal para sostener el sistema.

Para rematar, una especie de teología de la prosperidad viene a justificar en nombre de Dios la pobreza y la injusticia, sembrando la falsa esperanza de la sumisión ante el estado actual de las cosas, es el nuevo estilo de la neocolonización a partir de una propuesta religiosa acomodada a los intereses políticos y un espacio más para que padres y docentes trasladen su irresponsabilidad en la formación de niños y jóvenes.

Estamos retados entonces a hacer una revolución educativa que tendrá que ser desde la toma de conciencia de cada uno en los procesos de formación de la niñez y la juventud.

Debemos retomar las propuestas de una educación como práctica de la libertad y reorientar el rol del docente en la perspectiva de "Servidores" de los más pobres que son al final para los que debe transformarse la sociedad en la perspectiva de la satisfacción de sus necesidades.

Se nos exige entonces la reflexión en torno a ¿qué educación pública debemos construir?. Sin duda una educación con alta calidad social que nos garantice educar para la libertad, que implica garantizar el respeto a los derechos de los seres humanos independientemente de su condición social y económica.

Hay que construir una propuesta educativa desde la perspectiva de los más pobres, incorporándonos en todos los procesos que surjan y que propicien un acercamiento a la destrucción de las inequidades en el sistema educativo y en la sociedad en general.

Está entonces el desafío de revisar las propuestas actuales en el campo pedagógico curricular y de políticas de Estado para asegurarnos el fortalecimiento de una pedagogía para la libertad en la que la apropiación del desarrollo tecnológico y la producción de riqueza a partir de cualquier actividad económica o laboral nos asegure mejores niveles de vida a todos y a todas.

________________________________________________________________________________________
http://www.paginadigital.com.ar/articulos/2009/2009prim/educacion/latinoamerica-19032009.asp

No hay comentarios:

Publicar un comentario