miércoles, 13 de mayo de 2009

Las enseñanzas del Caballero de la Armadura Oxidada capítulo 6

Sexta prueba: El Castillo de la Voluntad y la Osadía

¿Qué significa la victoria sobre el dragón?
Simboliza la muerte del yo falso y el renacimiento del Yo verdadero.
El simbolismo que Robert Fisher da al dragón coincide con el significado que se le ha dado siempre en Occidente. Representa al ego y a las fuerzas del mal. El héroe tiene que matar al dragón para rescatar a la damisela cautiva que simboliza al ánima. La diferencia aquí está en que al someter al dragón el Caballero rescata aspectos muy concretos del Yo verdadero como la voluntad, la osadía, el coraje y el conocimiento de sí mismo.
Vencerá a su dragón interior y lo someterá, pero no lo matará en el sentido de acabar para siempre con él. Integrará las dos fuerzas, la del bien - el Yo verdadero - y la del mal - el yo falso - para transcenderlas uniéndose a la Fuente.

Es un castillo de muy difícil acceso
El Caballero, Ardilla y Rebeca emprenden sin demora la andadura por el Sendero de la Verdad y se encuentran con el Castillo de la Voluntad y la Osadía que es el más alto de todos.
Los tres cruzan el puente levadizo. El puente representa la Voluntad de Poder de pasar al otro lado, es decir al campo de batalla. En la confrontación está la superación de sí mismo y el encuentro con su Yo verdadero.

Había tenido una preparación en las anteriores seis pruebas
Para poder confrontarse ahora con el dragón.
Del interior del castillo aparece un "enorme y amenazador dragón, cubierto de relucientes escamas verdes". Echaba grandes llamaradas de fuego por la boca, ante lo cual el Caballero, preso de espanto, se quedó paralizado. Significa en lo simbólico que desde el castillo interior del Caballero aparece el ego y se manifiesta como una bestia.
Aunque estaba habituado a ver muchos dragones, ninguno era como éste. Debió de causarle un gran temor al ver que no sólo echaba llamas por la boca, sino también por los ojos y los oídos.
Significa que la boca, los ojos y los oídos son tres aberturas de comunicación con el exterior, tres sentidos con los cuales el Caballero había tenido serios problemas.
El fuego es el gran agente de transformación. Quemará las cosas superfluas sin que el Caballero perezca en él.
El Caballero tiembla de miedo ante tan enorme bestia. No comprende por qué aparece este dragón si Merlín le dijo que no encontraría dragones en el Sendero de la Verdad. Pero el que se le aparece ahora no es como los que había matado hasta entonces.

Primera confrontación con el dragón
El Caballero dejó de temblar y con una voz lo más fuerte y potente que pudo, pidió ayuda a Merlín, que tampoco ahora apareció.
El dragón intenta amedrentar al Caballero, y éste trata de ganar tiempo preguntándole por la función que tiene en el Castillo de la Voluntad y la Osadía. La bestia dice llamarse Dragón del Miedo y la Duda, reconociendo el Caballero lo acertado del nombre, pues miedo y duda era lo que sentía su yo experimentador. La voluntad y la osadía, que son sus opuestos, es lo que tendrá que rescatar de dentro de sí mismo para vencer al miedo y la duda.
Ardilla le dice algo que escuchó de Merlín una vez: "que el conocimiento de uno mismo podía matar al Dragón del Miedo y de la Duda", pero el Caballero no lo cree, se bate en retirada y cruza el puente levadizo, dirigiéndose al campo de la cobardía.
El Yo verdadero se manifiesta cada vez con mayor fuerza en el Caballero dándole más templanza. Nuestro héroe recuerda que no necesitaba probar nada.
Segunda confrontación.
El Caballero miró a través del puente y vio al monstruo lanzando fuego sobre unos arbustos, para no perder práctica, pero descubre algo muy importante: que "el dragón solo existía si él creía que existía". El dragón y el yo falso son una ilusión, y cuanto más los alimente y les dé realidad, más poder ejercerán sobre él.
Con un grito de temor y angustia el Caballero vuelve a batirse en retirada chamuscado y dolorido hacia el puente levadizo, mientras el dragón sintiéndose con más poder se ríe de él, que había salido huyendo para remojar su trasero en un pequeño arroyo. Significa que el ímpetu del yo falso puede arremeter con tanta intensidad y locura con sus pasiones que puede quemar la voluntad y el cuerpo llegando a producir dolor. Por eso busca el agua fresca del arroyo, que es lo opuesto del fuego y que en un plano psicológico significa la purificación del fuego de las pasiones.

Tercera y última confrontación
El Caballero inspiró profundamente y volvió a cruzar el puente levadizo. Por primera vez se menciona en el libro una práctica respiratoria. Serán dos veces más las que se haga referencia a esa técnica y comienza justamente al principio de la tercera confrontación con el dragón, es decir, con su ego. A la tercera será la vencida.
El dragón seguía tratando de quemar al Caballero, pero por mucho que lo intentaba, no conseguía hacerle arder. Eso significa que el yo falso crece haciéndose muy destructivo, pero no llega a quemar totalmente con las pasiones del miedo y la duda cuando se ha restaurado la voluntad y la osadía.
Avanza con tanta determinación hacia el dragón que éste va haciéndose cada vez más pequeño. Las tornas cambian al ganar terreno y crecerse el Caballero, porque no siente miedo y por lo tanto, el dragón va disminuyendo de tamaño hasta llegar al de una rana. En lo simbólico encarna el momento en que el Caballero acepta que tiene el poder del conocimiento y lo utiliza. Es así como cambia de un estado a otro al vencer al yo falso y transformarse en el Yo verdadero, que se simboliza en su victoria frente al dragón.

Al no poder lanzar fuego, el dragón lanza las Semillas de la Duda que tampoco detienen al Caballero. Significa que el yo falso le pone una prueba y le cuestiona si ha extinguido realmente el miedo y la duda en él.
El Caballero exclamó victorioso en un grito de júbilo: "¡He vencido!"
Es la primera vez que el héroe se siente plenamente victorioso. Ha logrado superar la lucha contra el dragón y le ha dejado sin poder lanzar llamaradas y rugidos.
El dragón se queda casi sin habla pero le dice que regresará una y otra vez para cerrarle el camino de la verdad. El Caballero le reta con una potente voz diciéndole que cada vez que regrese será más fuerte que él, pues conoce mejor sus artimañas y sus debilidades y ha recuperado el Yo verdadero.
El Caballero alarga su brazo para abrir la puerta y, para su sorpresa, se encuentra con que el Castillo de la Voluntad y la Osadía habían desaparecido. Ya no tenía razón de existir, porque el Caballero había rescatado esas cualidades de su castillo interior, que ahora se manifiestan en toda su belleza y majestad.
"El Caballero echó la cabeza atrás, riendo de pura alegría" Es la primera vez que el Caballero ríe de ese modo y se encuentra en un estado de euforizante expansión. Con ese ánimo vio la cima de la montaña. "El sendero parecía aún más empinado que antes, pero no le importaba". Es así, porque le queda la última y definitiva prueba en la que la confrontación será aún mayor.

7 claves para meditar
1. ¿Cuál es uno de los nombres de tu dragón interior?
2. ¿Cómo te enfrentas con el dragón?
3. ¿Cómo es tu valentía y coraje de guerrero/a?
4. ¿Puedes hacer una lista de tus miedos?
5. ¿Pones a prueba el conocimiento de ti mismo?
6. ¿Dudas y te bates fácilmente en retirada?
7. ¿Das realidad a lo que es mera ilusión?
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Velasco Montes C., Enseñanzas Del Caballero de la Armadura Oxidada, 2003, Obelisco, Barcelona, ISBN: 9788477208594.

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