sábado, 4 de abril de 2009

Creo en un mundo mejor

Me acaba de llegar una idea a la cabeza y tengo que contarla. No me importa ni la redacción, ni las faltas, no, no me importa, simplemente voy a hablar desde el corazón, desde aquello que tengo dentro y que creo que tengo que decir. ¿Por qué educar? ¿Qué puedo dar yo al mundo? Para mi educar es quizás la labor más importante jamás realizada, es esa función que sirve de motor al mundo, y creo que tengo el gran privilegio de haber nacido para eso. Tengo el alma preparada para dar todo mi ser a esta función, y tengo la intención de dar todo lo que soy a mejorar este mundo. Muchas veces no me doy cuenta de la responsabilidad que voy a tener entre manos, yo voy a ser parte fuerte de esa maquinaria que puede mejorar o empequeñecer al mundo, yo puedo colaborar a crear grandes obras de arte, a diseñar aviones, a hacer casas, o eliminar parte de la pobreza en el mundo. Este es el verdadero valor de la educación, cualquier maestro escribe en los alumnos su propia impronta personas, deja marcado sus características, su manera de obrar, y como tal ha de transmitir una serie de valores, un espíritu que se perpetuara en las personas que van a estar a su cargo. Llegado a este punto me asalta una gran pregunta ¿todo lo puede la educación? Mi respuesta es un rotundo si, sin ninguna duda, la educación puede cambiar el mundo, la educación cambia el mundo, los educadores son los que tienen en su mano llevar a buen puerto este mundo tan injusto, en el que nos lamentamos porque ya no podemos irnos de vacaciones ni cambiar de coche porque la crisis nos aprieta el cinturón, pero no nos paramos a pensar que hay otros que lloran porque no tienen que comer, que no tienen donde vivir, que se arriesgan a tirarse al mar, a sufrir penalidades soñando por esas migajas que nosotros despreciamos. Cuando era catequista había una pregunta que me solían hacer los chicos cuando llegaban a cierta edad ¿por qué Dios lo permite? ¿Qué hace Dios para cambiar la situación? Para esta pregunta siempre tenía una respuesta que quizás había olvidado, Dios nos ha hecho a nosotros para cambiar el mundo. Esa es la auténtica realidad. Dios crea a los hombres para cambiarlo todo, para mejorarlo todo, y de entre todos sus hijos ha escogido a los maestros para que sean la vanguardia de su cambio, nosotros que tenemos la importancia de no solo trabajar en las aulas para cambiar al mundo, sino de dar ejemplo cada segundo de nuestra vida de que hay esperanza, de que creemos en ello, de que amamos a nuestros hermanos, a todos, y que nuestros valores que son los que realmente representan nuestra vocación, son los que la sociedad debería de coger para mejorar. Pero para llegar a ser ejemplo primero tienes que ser capaz de darlo, de conocerte y descubrir cuál es tu verdad, cuáles son tus limitaciones y cuáles son los motivos que te mueven en esta vida. El educador tiene que cumplir una serie de requisitos al igual que otros profesionales lo necesitan, al igual que no puedes ser médico si detestas la sangre, ni puedes ser veterinario si odias a los animales, no puedes ser maestro si no amas educar y no tienes esperanza por lo que haces. Creo que seré buen maestro y creo que seré buen educador, y creo sobre todas las cosas que seré muy feliz haciéndolo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario